Si en ese momento hubiera sabido el nivel de cultivo de Fane, ni siquiera con tres veces su coraje se habría atrevido a hacerlo. Fane, a su corta edad, había alcanzado el nivel de solidificación de la primavera, e incluso los discípulos de élite de una secta de quinto rango no eran rival para él, y mucho menos él mismo.

Ciro tenía pensamientos similares a los de Benedicto. En este momento, los dos se sentían arrepentidos de las cosas que habían hecho antes. Fane observaba la expresión desesperada y llena de lágrimas del hermano séptimo, pero en su rostro no mostraba ninguna emoción.

Lentamente levantó la espada en su mano, la luz del sol se reflejaba en la hoja de la espada con un brillo frío y penetrante. Esa luz se reflejaba en el rostro del hermano séptimo, quien sintió claramente la intención asesina emanando de Fane, lo que hizo que todo su cuerpo temblara involuntariamente.

Fane mantuvo una mirada impasible mientras observaba al hermano séptimo. El hermano séptimo, aterrorizado,