3. Corazón rebelde
Luciana
Ese vegestorio me ha hecho sentir un sinfín de emociones, y eso que apenas llevo horas conociéndolo. Bien merecidos se tenía los golpes que le di por patán, pero creo que el golpe más fuerte fue a su ego al llamarlo “vegestorio”.
Me lo hizo entender con sus gestos y su cara cuando se quedó con el ramo, contemplándolo. Sería absurdo que creyera que por un ramo él se va a casar. ¡Jajajaja! Suelto una carcajada cuando otra prima se acerca y me llama para jugar y beber con el grupo.
—¡Vamos, Lucy! —me dice mi prima Valentina —. ¡Únete a nosotros!
Amo a mi familia. Todos mis primos son como hermanos, y aunque quizá sea la más fría y rebelde, ellos saben que a mi manera yo sé quererlos.
Abrazo a Valentina, que es mayor que yo por casi tres años, y vamos juntas hacia la mesa.
—¿Qué juegos propones esta vez? —me pregunta Valentina con una sonrisa; para ellos siempre he sido el alma de la fiesta.
—Tengo algunas ideas —respondo, guiñándole un ojo—. Vamos a empezar con a