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Es Gabriela. Logro distinguir lo que le queda de rostro. A sus pies está Inossa, que recibió el quinto disparo.

Volteo a todos lados; busco desesperadamente a la autora de estos crímenes, mas no logro encontrarla. Pareciere que estoy solo.

Estoy solo.

He perdido la cabeza.

Descubro mi demencia cuando a la distancia veo a Dulce caminar hacia mí.

Trae puesta una bata blanca y lleva la mirada encendida.

Pálida; evidencia de que me visita desde el más allá.

Mi momento ha llegado. Ese para el que nadie nos prepara pero a todos nos llega. Ese al que le tememos sin medida; más por no saber lo que

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