Por Alejo
Giró mi computadora y buscó sus datos, ningún otro cliente se llamaba Florencia.
De repente se lleva las manos a la boca y lanza un pequeño grito.
-¿Qué?
-Diana Naranjo es nuestra clienta.
-Es la tía.
-¿Dijiste que huyó del pueblo?
-Sí.
El silencio es abrumador, pero mi hermana no dice nada.
-La noche que Florencia se escapó, yo estaba bajando de la camioneta, su hermano la atrapó, porque su padre estaba a los gritos desde la puerta de su casa, ya sabés cómo es ese viejo, ella le rogaba que la dejara ir y escuché que el hermano le dijo que corra, yo me aparté, pero no sabía que era la chica de la camioneta, el hermano chocó contra mi cuerpo a propósito…creo que el padre no dijo nada, por nuestra posición económica, el chico pegó la vuelta a la esquina y yo entré a casa, pero desde adentro, lo vi apoyarse en el ventanal que está en la otra calle y lo escuché llorar, parecía desgarrado.
-No es para menos.
Ese comentario me confirmó que Rogelio debe haber fajado a su hermana ha