La fiesta de Priscilla fue un hito para las mujeres que componían al Aquelarre. Pero, a pesar de las precauciones tomadas por Ana, había ojos atentos a una de ellas.
Hay un dicho que dice que el ladrón juzga por su condición, Héctor Rodríguez empezó a dudar de Julia desde aquella vez en que, por cuenta propia, declinó ir a la fiesta de su familia. Al principio lo achacó a algún tipo de madurez por la edad, pero viendo que seguía derrochando sin parar, decidió que esa ‘indiferencia’ podía ser por otra cosa.
Héctor contrató a un detective privado para que la siguiera, este la persiguió en las sombras durante varios días sin conseguir evidencias concluyentes de que Julia Fisher-Rodríguez estaba siendo infiel, y aunque el magnate aceptó los resultados, no estaba convencido.
Sus hijos habían mencionado que su sobrino