Lauren fue tomada por sorpresa con la noticia que Sebastián
iba a estar ahí pero no dijo nada, un botones le ayudó con su ligero equipaje y
la dejó en la habitación presidencial que se resumía a un cuarto enorme con una
pared que dividía las piezas. Ella entró al baño y miró la lujosa tina en la
que se dijo que tomaría un baño relajante.
— ¿Qué te pasó Lauren? — ella se
miró en el espejo mientras hablaba con sí misma — al parecer has perdido tu
encanto femenino solo porque te cortaste el cabello, tu marido te dejó por otra
y ni siquiera tienes tiempo de llorar por el fracaso de tu matrimonio de dos
años porque tienes que trabajar, aparte te acuestas con tu jefe y enfureces a
su ex que al parecer está más que rematada a nivel mental, vaya que en
definitiva eres el orgullo de tu madre.
— Lauren — una voz masculina se
escuchó desde afuera — ¿Estás aquí? Soy Sebastián, recién estoy viniendo.
Lauren tomó su maletín y fue a la cita con este cliente
mientras era acompañada por Sebastián, su