Joseph condujo un par de manzanas en silencio, ignorando las preguntas de su hermana y se estacionó en una zona cercana, todo para pensar con mayor claridad en lo que el padre de la muchacha les había revelado.
—No tiene sentido —musitó Joseph y se vio ahogado por la situación, por lo que intentó encontrar ayuda en su hermana—. Lexy no llegó hoy al trabajo y su padre dice que sí fue...
—Joseph, Lexy es joven, tal vez estuvo de fiesta anoche y se quedó en la casa de alguien más...
—No escuchaste que dijo que le escribió una nota. Lexy sí llegó a su casa anoche —unió pistas y golpeteó un par de veces el manubrio de su auto.
Emma se rio y acotó:
—¿Por qué demonios estás tan preocupado?
—¡Porque se va a casar con un bastardo que la golpea! —gritó enrabiado y apretó el manubrio con rabia.
Emma se quedó paralizada por su confesión.
—¿Y cuál es la parte qué te molesta? ¿Qué se vaya a casar o qué su novio la golpee? —preguntó la astuta joven y lo miró intensamente para presionarlo.
—Las dos