Ella se defendió

Joseph Storni repitió la misma mecánica acción por algunas horas y cuando creyó que tenía suficiente dinero como para comprar a unos cuantos delincuentes callejeros, regresó hasta el hospital en donde Lexy estaba siendo atendida y resguardada por sus padres, todo para entender mejor el porqué de sus decisiones y acciones.

Ingresó al lugar sin preguntar nada y se sentó a su lado sin decir palabra. La joven aún dormía por el poderoso efecto de los sedantes y los antibióticos que de seguro ya trabajaban en su magullado cuerpo y le dio gusto verla con las mejillas sonrosadas y sin surcos negros bajo los ojos. Se le escapó una sonrisita cuando le tocó la piel de la mejilla con el dorso de la mano y sintió ese escalofrío característico que sus cuerpos creaban metiéndose bajo su piel, llevándol

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