Llegamos a la casa de la manada y dejamos mi motocicleta en la cochera, Maximo y yo, nos dirigimos a nuestros respectivos cuartos, para cambiarlos y estar listos para el entrenamiento.
Estaba caminando al área de entrenamiento no podía evitar en sentirme feliz y sonrojada, mientras recordaba mi noche con Maximo y la manera en como nos entregamos uno al otro, fue una noche mágica.
Y recordé sus palabras, el me ama me lo dijo y hará todo lo posible con conquistarme, aunque no tendrá que hacerlo porque lo amo.
Cuando llegue al área una voz que reconocí de inmediato me hizo despertar de mi sueño y ver la realidad, que literalmente me estaba dando una cachetada, mientras seguía en el limbo como idiota.
—Maximo, no sé porque te extraña que este aquí, siempre entrenamos juntos y siendo yo la entrenadora de las guerreras en nuestra manada, debería estar aquí para enseñar las nuevas técnicas a las mujeres, además ya no podía est