Capítulo 34. Intentando otra cosa
Roberto pataleó una y otra vez al enterarse que el secuestro fue un fracaso. Y es que no previó que una de las mujeres más multimillonarias del mundo tendría un as bajo la manga para librarse de esa clase de situaciones penosas.
Y ahora que hasta tenía guardaespaldas y todo, sería muchísimo más complicado el raptarla y forzarla a ser su juguete sexual.
Dio varias vueltas alrededor de su oficina, donde no paraba de debatirse qué hacer para tener a Macarena a sus pies. Y mientras pensaba, entró su nueva secretaria contratada por su padre (de vuelta) en su oficina.
- Señor, recibí una llamada de… ¡Oh, por Dios!
La secretaria se quedó helada al ver a Roberto. Éste la miró y le dijo:
- ¿Qué pasa? ¿Acaso no le informaron que regresé de la muerte para seguir siendo el CEO de esta empresa?
- No es eso… - murmuró la mujer, cuyas mejillas comenzaron a sonrojarse – es que… ¿Cómo decirlo? ¡Es usted muy apuesto! Perdone el atrevimiento, sé que estás casado, pero…