—Daniel.
El tono frío hizo que el cuerpo de Daniel se sacudiera mientras inconscientemente explicaba:
—Señor Hernández, no fui yo quien le metió prisa, fue Noa quien me llamó a preguntar cuándo puedo enviarle los papeles del divorcio.
Las cejas de Alex se fruncieron.
¿Tanto deseaba romper su relación consigo?
Alex guardó silencio durante mucho tiempo antes de decir:
—Dile que puede venir a sacar los papeles del divorcio si quiere, y que venga a buscarlos en persona.
—Señor Hernández, como…
Daniel no tuvo tiempo ni a reaccionar, cuando colgó la llamada.
Escuchando el silencio que salía del teléfono, Daniel alargó la mano para secarse un puñado de sudor de la frente, tranquilizándose antes de volver a llamar con cuidado a Noa.
—¿Señorita? —Después de que Daniel le saludara, se quedó sin habla, como uno de los mejores y más profesionales miembros de un bufete de abogados en México, realmente se había vuelto muy cuidadoso y humilde.
Era sólo un acuerdo de divorcio.
El teléfono sonaba y l