Pensó que la persona en sus brazos se asustaría y perdería el color de su rostro. Quién hubiera imaginado que ella lentamente se inclinaría hacia él, acercando sus labios rojos a su oído.
—Incluso si muero, será en los brazos de cariño.
Realmente encantadora y coqueta. Los ojos de Simón se oscurecieron un poco y su nuez de Adán se movió hacia arriba y hacia abajo.
—Ok, muy bien.
La voz de Vicente se hizo presente, trayendo a los dos de vuelta a la realidad.
Antes de que Simón pudiera reaccionar, Noa, que estaba en sus brazos, se levantó apoyándose en su hombro, se recogió su cabello suelto y volvió instantáneamente a su aspecto original.
Parecía que la persona que acababa de estar tan coqueta y encantadora en sus brazos no era ella en absoluto.
Al verlo aún sentado en su lugar, Noa lo miró y dijo:
—Hermano mayor, ¿necesitas que te ayude a levantarte?
Simón:
—No es necesario.
Se levantó sin ninguna expresión, apoyándose en el suelo.
Vicente se apresuró hacia ellos, sin preocuparse