Capítulo 33

Enical

Todo estaba oscuro, mi cuerpo se sentía pesado, como si estuviera en el fondo del mar, no podía ver nada, estruendos, estallidos fuertes, balas, ese es el sonido de las balas, mi cuerpo empezó a sacudirse como si lo batieran.

-¡Enical!- su voz me despertó.

Abrí los ojos empezando a respirar como si me hubiesen sacado del agua, estaba en la cama, Antonio me tenía de los hombros mirándome desesperado.

-¿Qué pasó?- pregunté extrañada absorta en sus ojos notando como pasaban de café caliente a tieso y amargo chocolate.

Sus gestos se volvieron frívolos e indiferentes r&a

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