Italia -Roma-
—Gabriel vamos hoy para el restaurante, con tanto trabajo que hemos tenido, la verdad se nos ha hecho difícil llegar hasta allá.
—Claro, siempre nos desocupamos en la noche, a esa hora ya está cerrado, pero hoy si hermano, tenemos la tarde libre.
Después de terminar con nuestras obligaciones nos fuimos al restaurante, mi corazón palpitaba muy aprisa.
—Hoy vuelvo a ver a mi niño.
—Y si Fernanda está allí ¿qué le vas a decir?
—No sé, seguro y no le digo nada, sólo la abrazo.
—Tú crees que ella se va a dejar abrazar.
—No sé, pero por lo menos lo intento.
—por ahora quiero ver a mi niño, es hermoso igual que su madre.
Llegamos al restaurante a la hora del mediodía, pero el restaurante estaba cerrado.
Me bajo del taxi y comienzo a tocar, pero nadie sale.
—Marlon vámonos yo creo que no hay nadie.
—Vamos a esperar un momento, para ver si alguien llega.
Esperamos varios minutos y nada, en eso una señora