Jorge sopesó las posibles consecuencias y al final decidió mantener la calma. Si lo que decía Emanuel resultaba ser cierto, él sería el siguiente en tener problemas.
Le dijo cautelosamente a Emanuel:
—Señor Martínez, aunque quisiera ayudarlo, si ni siquiera puede sacar a su propio hijo, mucho menos podré sacar yo a Carlos.
Emanuel resopló para sus adentros. Hacía un momento no decía lo mismo, pero bueno, si ahora accedía a ayudar, era lo mejor.
—Si no me equivoco, la razón por la que Carlos no puede salir es por culpa de su hija mayor. Pídale a ella, quizá pueda convencerlos de ser indulgentes.
Jorge se sorprendió ante esas palabras. Conocía a Laura, era una chica tan tímida, ¿cómo podría haber hecho algo así?
Pero ya que era una suposición de Emanuel, no perdía nada con intentarlo. Aceptó el pedido de Emanuel y colgó.
Mientras tanto, Laura estaba en su oficina revisando documentos, sin saber que acababa de alejar a un lobo y le llegaba ahora un tigre.
De haberlo sabido, habría mudado