Rafael llegó esa tarde, pero se encontró con que Zoé no se encontraba en la casa, ella le avisó que estaría con sus padres, a quienes les daría la noticia.
Por lo cual su esposo acordó que podría llevarlos a un restaurante para estar con ella.
__ No creo que se pueda. Mi papá tiene molestias y ya sabes lo que eso significa. - le dijo Zoé mirando a su padre estar muy cansado, le dolía verlo así, pero sabía que lo único que podía hacer era acompañarlo.
__ Está bien. Tengo una reunión, me avisas si ocurre algo contigo y el bebé o con Santiago. - le dijo mirando su reloj.
__ No creí escuchar un "el bebé" - sonrió ella con la sensación tan emotiva de oírlo. - Me gusta. Me gusta esto, Rafael.
__ Nuestro hijo, Zoé. Grábalo bien en tu cabeza porque si antes no te dejaría ir, hoy menos. - suspiró frente al auto.
__ Eso sonó a amenaza. - jugó ella.
__ Eres mi mujer ¿no? - Zoé asintió. - ¿Te gusta serlo?
__ Me gusta. - exclamó.
__ ¿Te asusta? - consultó.
__ Ahora no.
__ ¿Seguirás queriendo