11.
Sostenía con fuerza su muñeca luego de lograr atraparla de milagro, debajo de ella solo estaba el vacío que la llevaría a una muerte segura.
— ¡Erick, No me sueltes! — El grito ahogado salió de su garganta, viendo a su ex jefe al borde de la ventana con una inusual expresión angustiada, él estaba sujetándose de la pared para evitar que su peso lo jalara también.
— ¡¿Ahora sí tienes miedo de morir?! ¡¿Qué creíste que iba a pasar si te caías?! — Exclamó, de no haber sido por su agilidad al atraparla ella ni siquiera hubiera tenido oportunidad de escuchar su regaño. Erick continuaba sujetándola con fuerza, tratando de alzarla. — ¡¿Por qué pesas tanto?!
Anastasia decidió ignorar su orgullo herido por el comentario.
Erick tomó aire, con las manos ocupadas y sin la oportunidad de llamar a alguien buscando auxilio trata de buscar una forma segura de subir a Anastasia; se le ocurre una idea bastante arriesgada...
— Escúchame bien, a la cuenta de tres voy a soltarme para sujetarte con ambas ma