Sandra se llevó la mano a la boca y comenzó a gritar.
—¡Mi bebé! Yo no quiero perderlo —expresó en tono de desesperación.
—Tranquila mi amor, todo estará bien… debes calmarte —dijo Stefano tomándola en sus brazos y caminando con ella hacia el auto, sintiendo el miedo agitarse en su interior.
Todo