Sim, eu aceito sua proposta, Sr. Harrison. Essas palavras acabariam mudando a vida dela. Ele lhe oferece um contrato de casamento de dois anos, mas ela... ela quer um amor para sempre. Gianna Santos sempre foi boa, doce e amorosa, tem grandes sonhos na vida, mas, sem hesitar, a maior de suas aspirações é se casar com seu namorado e ter uma vida tranquila, viajando pelo mundo, conhecendo os lugares mais exóticos com quem ama. Gianna suspeita que logo receberá um pedido de casamento, mas nada poderia estar mais longe da verdade, pois tudo está prestes a desmoronar. Alexander Harrison é um empresário renomado, famoso por sua perspicácia nos negócios, diretor implacável da Harrison Corporation e dono do coração da bela Adara Black, uma modelo deslumbrante que conseguiu fazer com que ele se apaixonasse por sua doçura, charme e curvas maravilhosas. O destino está prestes a pregar suas peças e unir, de forma inesperada, a vida de uma órfã sofredora e um CEO em apuros, com sede de vingança, ela precisa fugir, ele precisa de uma esposa, um contrato lhes dará a saída para seus problemas, dois anos de casamento e depois o divórcio, mas o que acontecerá quando o amor ultrapassar a fronteira dos limites legais? É para ser um casamento com data de validade, mas Gianna quer um amor eterno, ela quer dizer: Sim, eu aceito, mas desta vez, para sempre.
Ler maisIsla nunca podría saber cómo se las había arreglado para mantener la compostura hasta que los clientes abandonaron la sala de juntas.
Estaba enfadada y quería desquitarse con los responsables.
Caminó por la habitación mientras tomaba inhalaciones profundas. Necesitaba calmarse. Si dejaba que sus emociones la controlaran, podía perder su trabajo y ese era un lujo que no podía permitirse. Las facturas no se iban a pagar a solas, ni mucho menos la medicación de su mamá.
Pensó en Lando, el hijo de su jefe, y la maldit@ sonrisa presumida que había tenido mientras recibía felicitaciones por sus diseños.
Esas felicitaciones deberían haber sido suyas, al igual que el bono que el idiota iba a recibir.
Había trabajado en aquel proyecto durante dos semanas, sin parar. No había dormido más de un par de horas y había tenido que ingeniárselas para no descuidar sus otras obligaciones, obligaciones que bien podrían hacerlas otras personas si su jefe se diera la molestia de contratar más personal. Y, al final, Lando se había llevado todo el crédito.
Había trabajado durante cuatro años para el imbécil de Gerardo, se había encargado del trabajo que nadie quería hacer y había llevado a cabo mucho de los proyectos sin que su nombre fuera mencionado una sola vez. Estaba estancada en el mismo puesto, en un cubículo pequeño escuchando la misma promesa de ascenso desde el día que llegó.
No era la primera vez que Lando se llevaba el crédito por su trabajo y no dudaba que lo volvería a hacer en el futuro.
Bueno, había tenido suficiente. No era por el dinero, aunque reconocía que no le habría venido nada mal en su situación. Si seguía trabajando en aquel lugar, terminaría como una mujer amargada que, ante los ojos del resto, no había sido capaz de hacer una sola cosa buena.
—Esto se acabó —declaró.
Como un toro enfurecido, salió de la sala de juntas decidida a confrontar a su jefe.
Al pasar delante de las paredes de cristal que daban a la oficina de su jefe, lo vio a él y a su hijo riéndose justo antes de brindar con alguno de esos tragos caros que tenía en el bar de su oficina.
Verlos reír tan despreocupadamente la hizo enfurecer aún más.
Irrumpió en la oficina sin molestarse en anunciarse.
Los dos miraron en su dirección cuando la escucharon entrar. Su jefe la miró con el ceño fruncido y Lando sonrió con lascivia al verla.
Como si no fuera suficiente trabajar con alguien tan idiota como él, había tenido que soportar esa misma mirada más de una vez, así como los comentarios fuera de lugar. De tal palo, tal astilla, decían. Lando era un pervertido al igual que su padre.
—¿Sucede algo? —preguntó su jefe dándole esa maldit@ mirada de superioridad.
—Ese era mi proyecto —declaró.
—Trabajaste en él, pero eso no lo hace tuyo. Ya hemos tenido esta conversación en el pasado, odio repetirme. Ahora, márchate de mi oficina.
—No iré a ningún lado, no si decir lo que he venido a decir.
—Esto está fuera de lugar, pero lo dejaré pasar esta vez porque eres tú. —Gerardo la miró de pies a cabeza.
Isla apretó los puños a los costados. Su mirada se desvió hacia el premio de vidrio que estaba en uno de los estantes. Se imaginó rompiéndolo en la cabeza de su jefe.
Sacudió esos pensamientos y volvió a posar los ojos sobre él.
—Esos diseños los hice yo, lo sabes muy bien. Así como sabes, que tu hijo no aportó ni una sola idea.
—Los dos eran los responsables de llevarlo a cabo, pero siempre estuvo claro que él estaba a cargo y tú no eras más que su asistente. No entiendo porque tengo que discutir esto contigo, si mal no recuerdo, firmaste un contrato que especificaba que cualquier proyecto que desarrollaras era propiedad de la empresa.
Había pasado años estudiando para que la llamaran asistente.
—En ninguna parte de mi contrato dice que trabajaría para que —miró al hijo de su jefe—… inútiles como tu hijo se llevaran el crédito.
Su jefe golpeó un puño sobre la mesa. Su rostro estaa enrojecido.
—¡Ya basta! Has dicho demasiado. Sal de mi oficina en este momento o no seré nada benevolente contigo.
Isla estaba cansada de agachar la mirada.
—Tranquilo, papá —intervino Lando—. Lyla, será mejor que…
—Isla, maldit0 estúpido. Cualquiera diría que al menos podrías aprenderte un nombre con cuatro letras, ¿qué tan difícil puede ser? Pero no me sorprende. No podrías hacer coincidir los cortes con el plano, incluso si te llevara todo un año.
—No te voy a…
Soltó una carcajada interrumpiendo lo que Lando iba a decir.
—Vete a la m****a. —Caminó hasta el escritorio y levantó el vaso de su jefe. De un solo trago se bebió el contenido y lo dejó sobre la mesa con un sonoro golpe—. Y, si acaso no he sido clara, esta es mi renuncia.
Isla les dio una sonrisa y se dio la vuelta.
—¡Quiero que vacíes tu oficina en este mismo momento o él personal de seguridad de lanzará a la calle! —ordenó Gerardo.
Típico macho arrogante que quería tener la última palabra.
Media hora más tarde abandonó el edificio con una sonrisa en la cara. La fría brisa de la tarde la devolvió a la realidad.
Se había sentido tan bien enfrentarse a su ex jefe idiota y a su hijo, pero ahora estaba sin trabajo y no esperaba recibir una recomendación.
Dois anos e meio se passaram desde a chegada de Axel em suas vidas e tudo parecia ter sido ainda mais feliz desde então, se é que isso era possível, pois quando pensavam que não poderiam ser mais felizes, apenas viviam qualquer experiência que lhes desse mais felicidade.Gianna e Melly abriram seu próprio restaurante exatamente como haviam planejado e, depois de muito esforço, continuaram trabalhando duro para dar cada vez mais crescimento ao seu negócio.Regina tinha ido morar com eles, e a partir daquele momento a cobertura ficou cheia de choros e risadas infantis, o que foi o mais acolhedor. Gianna e Alexander chegaram a um acordo para começarem a procurar uma casa, um lugar que daria mais conforto para a família e onde as crianças teriam mais espaço para correr e brincar.Axel, aquele garotinho era a adoração de todos, com aqueles cabelos ruivos vibrantes e aqueles olhos azuis deslumbrantes, ele sempre roubava a atenção e o amor de todos que conhecia.Aurnia viajava constantemente
O parto foi muito longo e cansativo, Gianna achou que foi uma das coisas que mais a deixou exausta em toda a sua vida...Horas e horas de trabalho árduo, dores e contrações, mas todo aquele sofrimento teve lindas recompensas, uma recompensa que a olhou com seus enormes olhos azuis, enchendo sua alma de amor infinito.“Obrigado, meu amor,” Alexander disse com o rosto banhado em lágrimas, “ele é um bebê lindo, um dos bebês mais lindos que eu já vi.” Sua voz tremia de emoção.—E ele cumpriu o seu capricho, meu amor — sorriu exausto — ele tem olhos azuis."Igual ao seu", afirmou, inclinando-se e dando um beijo na testa da mãe e outro na testa do filho. "Que bênção eu sou, meu amor!"Axel Harrison era um bebê encantador, com seus enormes olhos azuis cheios de brilho, seus cabelos ruivos e sobrancelhas da mesma cor, sua pele branca, suas bochechas rechonchudas.—Ele é um bebê infinitamente amado—ela olhou para ele com adoração—não consigo explicar tudo o que sinto quando olho para ele. É pe
Gia e Alex haviam retornado aos Estados Unidos, onde celebraram uma cerimônia civil, na companhia de Melly e seu namorado, além de algumas pessoas que trabalhavam na Harrison Corporation, principalmente a leal Ava. Enquanto preparavam a viagem para a Irlanda para a celebração de No casamento religioso conheceram Ethan, na companhia de Susana e de uma linda menina, a menina tinha os cabelos dourados da mãe, e os olhos alegres do pai, que também a olhava com absoluta adoração, compreendendo assim que Ethan Ele finalmente encontrou seu verdadeiro amor, já que sua filha devolveu a luz aos seus olhos.Ronald Maxwell, não havia retornado ao país desde que saiu, agora Ethan com capital próprio, havia fundado uma empresa que parecia estar crescendo cada vez mais, os Walkers apoiavam incondicionalmente os negócios de seu genro, e assim Ethan mudou-se avançou na construção do seu próprio negócio, ele que sempre ambicionou dirigir as empresas do pai, depois de perder tudo, tornou-se CEO do seu p
Gianna caminhava devagar, afundando os pés na areia escaldante, o tênis na mão esquerda enquanto se dedicava àquela caminhada, observava a imensidão azul do mar ao longe, sempre quis conhecer a República Dominicana, ela tinha ouvido falar muito de Punta Cana, e essa tinha sido a sua oportunidade, um mar enorme que era infinito à vista misturado com o azul do céu, pouquíssimas pessoas estavam na praia naquele dia, um casal de crianças brincava na areia , rindo alegremente, ela também sorriu e colocou a mão na barriga que havia crescido um pouco naqueles meses, felizmente para ela seu filho estava se desenvolvendo da melhor maneira, uma criança saudável, com bom peso, bom tamanho, um bebê que se tornou sua única razão para acordar todas as manhãs, por ele e somente por ele, ela se recusava a ceder à tristeza que a dominava.Ele havia tentado se comunicar com Melly algumas vezes, mas ela insistia em nomear Alexander, isso o magoava, então ele sempre cortava a comunicação após dizer que e
Alexander havia terminado de refinar os últimos detalhes de seus assuntos no escritório, seu maior desejo era sair logo e correr com Gia para passar a tarde desfrutando de sua companhia, e a noite em seus braços desfrutando de sua paixão excessiva.Gia, sua amada Gia, dois anos de casamento feliz, se sentia muito grata porque estava proporcionando a ele momentos incríveis e juntos construíam um amor muito sólido.Ele assinou os documentos e se dedicou a revisar alguns documentos digitais em seu computador. O telefone em sua mesa o tirou de sua concentração."Diga-me, Ava", ele respondeu sem tirar os olhos da tela.—Sr. Harrison, sinto muito interrompê-lo, estou com o Sr. Foster aqui e ele me pede para falar com o senhor. — Alexander franziu a testa, Foster? Pelo que ele lembrava, ele não tinha pendências com seu advogado.—Tudo bem, entre—um minuto depois uma batida na porta, seguida de sua permissão para entrar, permitiu que ele visse John Foster entrando em seu escritório, ele se le
Um ano e alguns meses depois...Gianna acordou, saindo do mundo dos sonhos, com os raios do sol filtrando-se fracamente pela janela de seu quarto, ela se virou e encontrou o rosto de Alex em completo repouso, os lábios entreabertos, enquanto seu peito nu subia e descia ritmicamente. O delicado lençol de seda, mal cobrindo sua pélvis nua, sentia como o desejo despertava as fibras adormecidas de seu corpo, ela o queria, como sempre quando o via, ela o amava profundamente...Ele mordeu o lábio inferior, não conseguia acreditar como o tempo passou tão rápido, e a bolha de felicidade e paixão os cobriu novamente. Gianna estava grata por ter sobrevivido aos dois ataques de Helen, ela se sentia como se tivesse renascido, como uma fênix renascendo das cinzas, grata por poder continuar vivendo para desfrutar de seu amor por Alexander e pela vida que eles levavam. construindo juntos.Ela estendeu a mão e acariciou suavemente seu queixo marcado, Alex suspirou, aquilo parecia um suspiro de profun
Último capítulo