"¡Papá!". La voz clara y dulce del pequeño Jackson, rompió el silencio.
Madeline levantó la mirada, hacia las puertas de hierro de la casa.
Realmente era Jeremy.
Llevaba un sencillo atuendo informal, y la camisa blanquecina añadía un toque de calidez, además de elegancia, a su aspecto frío pero apuesto.
Jeremy pareció sorprenderse un poco, al ver a Madeline, pero rápidamente esbozó una ligera y amable sonrisa, antes de caminar hacia la madre y el hijo.
La mirada de Madeline se posó, inconscientemente, en el corazón de Jeremy.
Pensó en el día en que Jeremy había llevado a la fuerza el cuchillo en su mano, atravesando su corazón.
La herida no pudo haber sanado, tan rápido.
"Papá". Sobre sus cortas piernas, Jackson corrió hacia Jeremy.
Jeremy se agachó y extendió los brazos, para saludar al pequeño. "Jack".
Abrazó al pequeño, cálido y suave, besando cariñosamente la mejilla de Jack.
"Mañana te irás a vivir a otro lugar, con tu mamá. Pórtate bien, ¿de acuerdo?", susurró, sus ojo