—Somos adultos James, pero pareces un niño.
—Perdón, pero es que si a Kath le incómoda que hable de ese tipo de cosas, imagínate que lo escuché del doctor Graham que parece su padre.
Aaron rueda sus ojos y luego me ve, toma mi mano y la besa.
—Gracias doctor Graham, nos cuidaremos —le sonríe.
—Esta bien, felicidades, me tengo que retirar, como siempre, te enviaré todo lo que debes o no debes hacer, por correo.
—¿Puedo viajar? —le detengo con mi voz antes de que se vaya.
—No mucho, ¿Por?
—Solo será un viaje, me mudaré —dije y Aaron me ve nuevamente—, quiero vivir contigo, no podemos estar a distancia con esta noticia.
—Sabes que he querido eso desde hace rato, pero sé que por tu trabajo no ibas a hacerlo.
—Pero más necesito estar contigo, cuidándome y yo también cuidándote —le sonreí.
La iniciativa me sale desde el corazón.
—Entonces apenas te mudes, contactaré a un médico para que atienda tu caso —dice Graham.
—Gracias —le dije nuevamente.
—De nada.
Se acerca a mi y besa