Sasha intenta soltarse, pero el dolor punzante en su cuero cabelludo la hace luchar instintivamente contra el agarre de Lovetta. Sin embargo, la fuerza de la lycan es muy superior, y se ve impotente, arrastrada como una muñeca de trapo mientras Lovetta la obliga a mirarla.
El pánico crece en el pecho de Sasha, temiendo que esto se transforme en algo aún peor. Ya había presenciado lo que Lovetta era capaz de hacer y sabía que, en su posición como esclava, no tenía defensa contra la crueldad de una lycan.
— ¡Responde, esclava! — exige Lovetta, tirando de su cabello con más fuerza, obligándola a arrodillarse.
Sasha intenta hablar, pero las palabras se atascan en su garganta. El terror la consume, y lo único que puede pensar es en escapar. Sin embargo, cada movimiento solo aumenta el dolor.
— Miguel...
Gran error.
Lo reconoce de inmediato, pero ya es demasiado tarde. Su mejilla arde con la bofetada que recibe, tan fuerte que su nariz comienza a sangrar.
— ¡No lo llames como si fueran ínti