Sasha camina por el pasillo, el sonido de sus pasos resonando suavemente contra las paredes mientras intenta concentrarse en las tareas que aún debe terminar.
Pero sus pensamientos siempre regresan a Miguel, como si tuvieran vida propia. Sus dedos rozan levemente sus labios, aún hinchados y sensibles por el beso que él le dio después de que hablara sobre su madre. La intensidad de aquel momento sigue con ella, dejándola distraída y con el corazón acelerado. Fue el beso más significativo que han compartido.
Mientras avanza por el pasillo para terminar lo que empezó, sus pensamientos se ven interrumpidos por voces alteradas que resuenan desde una puerta entreabierta. El tono es tenso, dejando claro que la conversación está lejos de ser civilizada.
Sasha se detiene, aunque sabe que es incorrecto espiar la vida de los demás, la chismosa...
No. Curiosa — corrige sus pensamientos.
La curiosidad dentro de ella es más fuerte y se acerca a la puerta, espiando por la pequeña abertura.
Reconoce