El tiempo se vuelve en su contra, Oleika se encuentra desesperada sin saber qué hacer, frente a ella está Malcolm tirado en el suelo, convulsionándose de forma agresiva.

Todo su cuerpo lucha por una transformación, una forma de recuperarse de manera automática y su memoria muscular, su cuerpo trata de liberar a su lobo que siempre había estado ahí para él.

Ese lobo que ya no está.

“Lo lamento,” pensó la pelirroja con el corazón en la mano al mismo tiempo que observa el sufrimiento del Alfa sin saber cómo detenerlo.

Sus manos, sus piernas todo comienzan a torcerse, una y otra vez Oleika alcanza a escuchar cómo los huesos de su mate comienzan a fraccionarse, provocando un dolor inquietante y torturador en él.

La piel se desgarra y la sangre comienza a correr por todas sus nuevas heridas.

Mientras esto sucede, Oleika con la pequeña flama en tono azul que había generado en su mano comienza a buscar algo que pueda ayudarla hasta que se encuentra con la entrada y el desertor está observán