Kanji llevó su mano a mi mejilla y habló.
—¿Qué crees sobre eso, bonita?— me preparé para lo peor, al escucharlo preguntar eso.—No me hagas nada, por favor— le supliqué en llanto. Kanji acercó su rostro a mi oreja.—¿Realmente me crees capaz de esto? — metió sus manos por debajo de mí, y me quejé del dolor que sentía en mi espalda, ya que me dolía demasiado. De pronto sentí mis manos algo aliviadas y Kanji sacó sus manos. Levantó su rostro, y me miró fijamente con una sonrisa.—¿No harás nada, Kanji?— preguntó la hermana de Akira.—Llamaré a Akira para que se una a nosotros— dijo Takeshi.—¿Dejaste todo listo?— preguntó su hermana.—Sí, solo faltar&ia