Akira
Sufrí un atentado hace una hora y logré atrapar a uno de ellos.—Me encantaría poder hablar contigo un rato, pero estoy corto de tiempo. ¿Quién te envió? — me miró fijamente, y guardó silencio—. Al parecer le comieron la lengua los ratones. Tráeme una cuchilla para asegurarme.—Aquí tiene, señor— le arrebaté la cuchilla a mi empleado.—Sujétalo. Ahora di “Ah”— forcé su boca, y forcejeó.—¡Fue el Sr. Kaiza! — gritó —. Por favor, no me haga esto.—Es un dato muy interesante. Para que veas lo agradecido y generoso que me siento, haré que te maten sin dolor — lo solté—. Encárgate de él, Keita.—Sí, señor.Al terminar con el hom