CAPÍTULO TRECE
— Paige. — Parecía triste y débil. — Menos mal que te encuentro.
— ¿Qué pasa contigo? ¿Quieres mis disculpas y no me escribes ni un mísero mensaje? — Estaba enfurecida, y también le tenía rabia por lo que pasó en su casa. Sí. No se me ha olvidado que me dejó en la puta calle.
— Tenemos que hablar.
— ¿Por qué iba a querer hablar contigo? — Exclamo confusa.
— Tengo que contarte toda la verdad. — Elevo mis cejas.
— ¿¡Qué verdad Jasper?! ¡Vas a volverme loca! — Empiezo a elevar la voz, y aunque apenas nadie nos escucha porque están demasiado ocupados emborrachándose, Jasper se siente en un aprieto. Me agarra del braz