Lloré tanto, como no había llorado jamás en mi vida, por fin había tenido la oportunidad de tener una familia, esa familia que soñé tantas veces mientras era una niña y estaba sola en el orfanato.
Mi oportunidad de tener padres se había desvanecido, pero la de dar vida no, y aunque tenía muchísimo miedo, desde el día en el que supe que un bebé crecía dentro de mí, sabía que me atrevería a cualquier cosa por él, daría todo para ser la mejor madre que pudiera existir.
Me siento tan culpable, tantas decisiones que tome que me llevaron a esto, pasar la noche junto a Max, tener el accidente que provocó que el embarazo fuera de alto riesgo, quitarle la camisa Christian y descubrir que me estaba engañando, alterarme por todo lo que pasó. Si hubiera evitado alguna de esas cosas, mi bebé no se habría ido al cielo.
Y qué procede ahora, qué tengo que hacer, podría hacerle una tumba a la cual llevarle flores y recordar que algún día, aunque no por mucho tiempo fui madre
—Amiga. — escuché deci