Llegó el domingo y Amanda despierta con toda la actitud de disfrutar su día.
— ¡Buenos días madre!
— Me gusta la expresión que tú rostro lleva, es la que siempre debes llevar.
— No te niego que también siento miedo. Es muy bueno para ser cierto.
— Mereces el mundo.
— Tengo un poco de temor con Carlos y he decidido contarle a Jhon.
— ¿Ese hombre te sigue molestando?
— Anoche me espero afuera hasta mi regreso, me asusté muchísimo. Su actitud se veía descontrolada.
— ¿Que es lo que quiere?
— Solo dijo que quiere iniciar de nuevo, que le diera la oportunidad y hasta otro hijo.
— Tendré que ir hablar con él. Ya cumpliste con tu parte del dichoso contrato. ¿Que más desea?
— Quédate tranquila madre. Le dejé claro mi posición frente a él.
Ella calma la ira que había provocado en su madre al contarle lo sucedido y luego se marcha cuando vienen a recogerla.
— ¡Buen día señorita Castro! mi jefe le envía este atuendo para que lo vista el día de hoy. (Unos jeans con un suéter blanco y una chaquet