Capítulo 2

— Nos merecemos esto – dijo Love dándole una copa con vino, los dos se miraron con una sonrisa y brindaron. 

— Esto me gusta – dijo Ragnar con una sonrisa. – Te sere sincero, creí que esto saldría mal, pero los gemelos están jugando con mis hijos y válgame Dios, el bebé está divertido, tengo paz por fin. 

Love sonrió, le gustaba que sus hijos tuvieran amigos y debe admitir que el hombre frente suyo es delicioso de admirar. Ragnar Karlsen, cabello castaño con algunas canas, ojos avellana, su camisa remangada y pantalones negros que solo dejan ver el buen fisico que tiene. 

— Podemos acoplarnos bien Rag – suspiro – Adoro los niños, mi esposo fue el hombre más feliz del mundo y yo quería morir, pari dos niños en menos de 18 horas – los dos rieron.

— Si, te comprendo, mi esposa y yo habíamos hablado quedarnos con Dani y Matt – sonrió – Cuando un día llega y me dice, con cara de preocupación hasta pensé que había pasado algo y me dio la prueba de embarazo, creo que fui el más emocionado de los dos. Soy feliz, eso jamás te lo negaré, pero a veces con los tres me quiero arrancar el cabello. 

— Si – sonrió Love . – Puedo preguntar ¿Qué le pasó a tu esposa? 

— Ella murió de cáncer, fue masivo – sonrió triste – Julian tenía apenas 2 meses, ella no quiso aceptar el tratamiento por el daño que le haría al bebé – suspiro – Y al final, solo se fue. 

— Lo siento – acarició ligeramente su brazo. 

Solo ella sabe lo que es estar sola, perder al amor de tu vida y convertirte en padre soltera. 

— Yo también – carraspeo – Pero ellos hacen que ese dolor se aminore, ser padre es difícil y aun mas estando solo, pero te ayuda a salir del fondo. 

— Si, eso lo sé muy bien – sonrió Love.

Ragnar la miró, detallando el hermoso rostro de la mujer que tenía a su lado, ese piercing en su nariz y su ceja, los tatuajes que se veían en sus brazos, sus hombros y su cuello, con la blusa de tirantes negra que tenía. Es hermosa, pechos grandes, curvas envidiables, un culo firme, es gloriosa de admirar, aunque tenga pinta de haber salido del reclusorio. 

— ¿Tu esposo cómo murió? 

— ¿Cómo sabes que murió? – lo miró.

— Tienes la misma mirada que yo tengo cuando hablamos de nuestros matrimonios – le sonrió.

— Supongo que sí – suspiró y terminó su  vino – Aún no es momento de hablar de ello – lo miro – Mejor otro dia. 

Para Love hablar de su esposo aún era difícil, Natanael fue lo mejor que le pasó en la vida, y le ha costado demasiado seguir adelante. Su sed de venganza la hizo perderse el primer año de sus hijos, no puede dejar que eso ocurra de nuevo.

— Está bien – le sonrió.

— Oye ¿a qué te dedicas? No es por ser fisgona, pero vi una placa en la mesa de la entrada.

Ragnar la miró con una sonrisa, nadie sabe que es Director de la CIA por lo que es mejor mentir o decir la verdad a medias. 

— Asuntos internos, tengo a mi cargo la comisaría de Central Park.

— Vaya m****a – susurró. – Eso te debe consumir mucho tiempo, Rag – lo miró. – Cuando quieras que alguien vaya por tus hijos y se haga cargo, me ofrezco para ayudarte. Adoro a los niños y sin duda a los gemelos les gustaría tenerlos en casa.

— Puede que te tome la palabra, a veces no tengo tiempo ni para ir al baño – los dos rieron – Estaría bien que pasaras por ellos a la escuela, tiene horarios distintos. 

— Por mi no es problema, los gemelos aún no van a la escuela y no quiero meterlos en guarderías ni nada por el estilo – carraspeo, deteniendo su lengua de hablar de más. – Tengo mucho tiempo libre. 

— Pues mira, mañana puedes pasar por ellos, Matt sale a las 12:00 y Dani sale a las 3:00.

— Supongo que es la escuela Santa Maria.

— Si es esa.

— Bien yo iré por ellos – lo miró – Es más vamos a decirles, porque ya no escucho nada y me da miedo.

— Si vamos. 

Al llegar a la sala donde estaban los niños, a ambos padres casi les da un infarto al verlos llenos de tinta negra. Abrieron la impresora y ocurrió una explosión. 

Love y Ragnar se miraron, la fiesta había terminado. 

Love se llevó a los gemelos a casa y Ragnar mandó a sus hijos a bañarse, él bañaría al bebé que también había sido víctima del juego de sus hermanos. 

Ambos padres se despidieron rápido, ya que saben lo difícil que es quitar la tinta negra y los niños estaban cubiertos por ella. 

— ¿Se la pasaron bien niños? – preguntó Love mientras secaba el cabello de sus gemelos. Mirando como las toallas terminaban negras. 

— Si – contestaron los dos. 

Hablaban mucho, pero Love solo entendía tres palabras de lo que les decía. Entender el idioma en el que hablaban era extraño. Pero les encantaba que estuvieran felices, sentía una gran calidez al verlos así. 

Arropo a sus hijos y los acostó, les dio un beso y salió de su habitación. 

Saco una cerveza de la nevera y se sentó en la sala, junto con un álbum de fotos. El recuerdo de su querido esposo, de su hija mayor y su mejor amigo le dolía muchísimo. Y aunque quisiera negarlo, en sus gemelos podía ver la esencia de los tres. 

Al menos, está saliendo de su área de confort y eso no solo le ayudará a ella sino que sus hijos tendrán amigos y con quien jugar. Trata de superarlos y sabe que acercarse a la familia de Ragnar le ayudará en eso. Ahora que piensa en Ragnar, un hombre mayor que en verdad le atrae físicamente y en verdad le gustaría hacer demasiadas cosas, pero no joderá las cosas, solo es su pareja en el taller de padres solteros y además sus hijos se llevan bien, no arruinara eso solo porque Ragnar le parece jodidamente sexy.

A la mañana siguiente, Love despertó con sus hijos sobre ella, le impresionaba cómo es que salieron de sus cunas sin hacerse daño y entraron a su habitación. Se levantó y les dio de desayunar, cuando recibió un mensaje de Ragnar “¿Qué tan malo sería si te pido que te los quedes todo el día?” Love sonrió y  decidió llamarle. 

Hola Love, estoy manejando y vas en alta voz. 

— Hola Rag, hola niños – sonrió divertida.

¡Hola Love! – gritaron los niños.

— ¿Leiste mi mensaje? – escucho la gruesa voz de Ragnar.

— Si, no es problema yo me los puedo quedar – sonrió mientras le daba un sorbo a su taza de café. 

— Oye ¿puedo dejarte a Julian en tu casa después de dejar a los niños? 

— Claro que sí, yo me hago cargo del pequeño rojo – sonrió divertida – Ya sabes donde vivo, tú llega.

— Gracias  Love. 

— Esto no es gratis Ragnar, debes pagarme con una buena cena.

Tenlo por seguro Love, te veo en un rato.

— Adiós. 

Love cortó la llamada y guardó su teléfono con una gran sonrisa. No sabe ni el porqué está con esa sonrisa, debe calmarse o sino hará una estupidez. Acomodo un poco el lugar, no estaba tan desordenado, pero si había juguetes por todos lados. 

Sus hijos estaban en la sala mirando caricaturas cuando escuchó que alguien tocó la puerta, se acomodó su camiseta que le llega al muslo y tienen unos shorts, se arregla un poco el cabello y abre la puerta.

— Hola –  sonrió al ver a Ragnar en traje formal, con pañalera y un bebé en brazos – No sabes lo tierno que te ves así.

— No creo verme tierno – dijo entrando a su casa – Wooow esto es muy lujoso – la miró - ¿Es tuyo?

Por un momento el fugaz pensamiento de que ella es una asesina se le pasó por la cabeza, pero lo desechó de inmediato. 

— En efecto – le sonrió – Aun tengo la cuna de los gemelos cuando estaban más chiquitos así que Julian estará en buenas manos.

— Perfecto, la leche está ahí, su papilla o bien le puedes preparar tú algo, no le des muchos dulces porque sino en la noche no duerme, hay pañales, toallitas y…

— Sé cómo funciona esto – le sonrió – Soy mamá de dos niños, sé perfectamente cómo funciona todo Rag – lo miró divertida.

— Si, lo sé, soy un poco paranoico – suspiro – Bien aquí tienes – le entregó a su bebé – Cualquier cosa llama.

— Está bien – miró al bebé y le dio un besó en la mejilla. - ¿A qué hora vendrás? Y lo digo para saber si debo hacer solo cena para niños o una para adultos también. 

— La verdad no sé a qué hora llegaré, me necesitan en otro lado – la miró – Pero prometo llegar. 

— Tranquilo, tengo una habitación extra para que ellos se queden – lo miró – Están en buenas manos – le sonrió – Ve al trabajo.

— Nos vemos en la noche – le sonrió.

— Adiós Rag – cerró la puerta cuando salió. 

Love se fue a la sala con sus hijos, sentó al pequeño Julian en sus piernas y se quedaron viendo un rato caricaturas. Le gustaba ver a Julian, además que el aroma a bebé la volvía todo una mamá oso. Mira a sus hijos que se acercan a ella, cada uno a su lado, se arrepiente haberse perdido su primer año, por eso está decidida a no perderse nada más de ellos. 

[…]

— ¿Qué pasa con los sicarios de la CIA? – preguntó Ragnar. 

— Hay una, que de hecho dejará de ser sicaria para pasar a ser agente activo – dijo Sanem – DUMA puso sus ojos en ella, solo falta que lo contacten.

— Es una excelente sicaria y fue una buena agente activa en su momento – a segundo Dante a su compañera. 

— Perfecto ¿y quien es? 

— Su nombre clave es Aradia – lo miro – Antes de que mataran a su familia fue una buena agente, después se volvió una sicaria y de las mejores que hemos tenido – dijo Dante. 

— Si comprendo, perder a tu familia es duro – suspiró un momento. - ¿Cuándo la van a presentar?

— Ella nos dirá cuando esté lista – dijo Sanem. – Sería todo, del caso DUMA. 

— Bien – miró su teléfono y vio que tenía un mensaje de Love, cuando lo abrió vio que estaban en un parque con sus hijos comiendo helado, una sonrisa se le formó de inmediato. 

— ¿Quién te tiene tan feliz? – dijo Dante mirándolo. 

— Nada, solo mis hijos – suspiró y los miró. – Están con una amiga. 

— ¿Amiga? Eso es nuevo, Ragnar Karlsen confiándole a alguien sus hijos – dijo Sanem con una sonrisa.

— Y con una amiga – dijo Dante. – Eso es importante, ¿acaso es linda está amiga? Digo, tal vez pueda ir con mis sobrinos para conocer a tu amiga. 

— Cállate – lo miró y Dante sonrió. – Es buena, además se nota que adora a los niños – suspiro – Olvidemos mi tema, volvamos al trabajo.

— Si el trabajo – dijo Sanem divertida.

— Les recuerdo que soy el Director de la CIA ustedes son solo Jefes, los puede degradar en segundos.

— Joder el viejo no aguanta broma – dijo Dante. – Vámonos antes de que le salgan más canas.

Ragnar sonrió un poco, no lo negara, pero le agrada la chica… 

[…]

Love estaba jugando con Dani en su sala de juegos mientras que Matt exploraba cómo jugar boliche y sus gemelos estaban con Julian jugando con pelotas.

— ¡Eso! – grito Love – Dame esos cinco – Love chocó su palma con la de la niña – Eres muy buena en Basquetbol.

— Es la primera vez que juego, en la escuela solo hay hombres y me empujan y no me dejan jugar. 

— ¿De verdad? – Love la miró un momento. 

— Si, pero no le digas a papu que se pondrá como loco.

— Tranquila cielo no le diré – suspiró y le dio el balón.  – Y ¿Por qué no buscas a niñas y hacen un equipo?

— No hay niñas que les guste – dijo Dani mientras encestaba una vez más. 

— Si hay Dani, pero deben pasar por lo mismo que tú – la miró – Preguntale a tus amigas o a niñas de tu salón o más grandes, dile que deben jugar basquetbol y darles una paliza a los niños. 

En su tiempo en la academia ella les pateo el trasero a muchos en la cancha cuando se trataba de jugar basquetbol. 

— Está bien – sonrió Dani.

— Perfecto – acaricio su cabello y Dani le sonrió. - ¡Niños vamos a cenar! – se acercó a sus gemelos – Bien amores vamos a cenar – cargo al pequeño Julian – Vamos aquí corazón.

Subieron las escaleras, Dani le ayudó con los gemelos y llegaron a la cocina. Love había preparado pizza casera, saco los jugos, acomodo a Julian en la silla que aún conservaba de sus hijos. Y comenzaron a comer pizza.

Al terminar lavo los platos, los niños estaban en la sala mirando películas, mientras que ella estaba mirando a Julian chupando sus dedos. 

— Matt, Dani ¿tienen tarea? Si tienen tarea vamos a hacerla – los miró y vio como ambos niños ponían los ojos en blanco – Si acabamos la tarea rápido, los dejo probar mi máquina de pacman. 

Los niños se levantaron deprisa, sacaron sus libretas y ella estuvo asesorándolos. Julian se había quedado dormido en sus brazos, perdió mucho tiempo con sus gemelos, no tuvo la oportunidad de verlos dormir en sus brazos como lo hace con Julian. Soltó un ligero suspiró y lo llevó a su habitación.  

Le sorprendió lo que los Karlsen podían hacer si había una recompensa a cambio, cuando acabaron los dejó ir a la sala de juegos de nuevo. Sus hijos se habían quedado mirando la televisión, pero aún así los miraba por su teléfono a través de las cámaras de su casa. 

Estaban por dar las 10:00 cuando alguien tocó la puerta, Love los dejó en la sala de juegos y fue a abrir la puerta, revisó si su arma estaba en su mesita de la entrada y abrió la puerta. 

— Hola – sonrió Raganr.

— Buenas noches – sonrió divertida – Pasa.

Ragnar la miró, traía puesto unos leggins negros y una playera azul de pitufos, su cabello estaba amarrado y sus ojos azules brillaban con intensidad. Le sonrió cuando ella lo volvió a mirar.

— ¿Cómo te fue? – preguntó mientras la seguía. 

— Son un amor y tus hijos hacen las cosas si reciben algo a cambio, acabaron la tarea en un hora. 

— Yo me tardo mucho más, son estafadores.

— Si – los dos sonrieron – Matt y Dani están jugando en la sala de juegos, Julian está dormido en mi habitacion. 

— ¿Y tus hijos? 

Love se fue a asomar y los vio dormidos en el sofá, Ragnar sonrió al verlos acurrucados juntos. 

— ¿Quieres cenar? Aún sobró pizza.

— ¿Compraste pizza?

— Hice pizza, no compro nada hecho, no es bueno para la salud – lo miró – Siéntate, deja que jueguen un rato más – calento un poco la pizza y saca una cerveza - ¿Y cómo te fue? – preguntó cuando le dio un trago a su cerveza.

— Supongo que bien – suspiro, dándole un trago a la cerveza que le dio. – Al menos estuve más tranquilo sabiendo que los niños estaban bien. 

— Lo están, tú tranquilo – le sonrió y suspiró. – Tus hijos son libres de venir cuando quieran, les ha encantado la sala de juegos y Julian estuvo jugando con pelotas. 

— Supongo que agotaste a la bestia – sonrió divertido.

— Asi es, estábamos haciendo la tarea cuando él se durmió y nada lo despertó – le sonrió – Te seré sincera, extraño esos momentos donde eran bebés, aunque no mucho porque cuando uno empezaba a llorar el otro le seguía y era un caos – los dos rieron – Pero jamás me arrepentiré de eso.

— Si, yo tampoco – los dos chocaron sus cervezas. 

Hablaron más sobre sus hijos y anécdotas divertidas, cuando Ragnar fue por sus hijos, incluso a él le gusto la sala de juegos. Love los despidió y le dijo que le llamara cuando llegara a casa. Arropo a los gemelos y después de recibir el mensaje de llegada se fue a dormir. 

Love admite totalmente que le agrada pasar tiempo con Ragnar y sus hijos. 

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