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Capitulo 3: Monstruo (Confirmado) Amigo (Abandonado)

Mi respiración empezó a acelerarse al igual que mi corazón, no sé qué es ese extraño líquido, pero me daba la impresión de no ser de este planeta. Pensé en diferentes opciones para lo que podría ser pero no se me ocurrió nada.

     La curiosidad fue igual de fuerte que el miedo que estaba sintiendo y aunque gran parte de mi cuerpo no lo quería de todas formas le di otro vistazo a la cerradura.

     Creo que esta vez fue incluso peor que la anterior, podía observar cómo dentro del baño los músculos del cuello y el estómago de mi amigo se contraían para vomitar. Pero no había rastros de la torta de vainilla.

     Similar a alguien soplando burbujas una esfera del viscoso líquido gris salió de toda su boca para reventarse y mancharlo todo. Me tomó por sorpresa que explotara y del miedo intenté retroceder solo que me tropecé con mis propios pies.

     Caí al suelo y mi trasero amortiguó el golpe, antes de que mi espalda y cabeza impactaran el piso moví mis manos para atrás y las use como soporte para detenerme. De todas formas fue un golpe fuerte y me aterre cuando la voz de mi supuesto mejor amigo atravesó la puerta. –¿Qué pasa Jade? No vayas a entrar.

     Mis ojos empezaron a saltar de un punto a otro desesperadamente, intentaba inútilmente regular mi acelerada respiración y me lleve las manos al pelo <Ese no puede ser mi amigo, no debe ser Lautaro. Ni siquiera un ser humano> había tenido mis dudas desde que lo vi ayer, pequeños indicios que me hacían pensar que algo andaba mal.

     Quise ignorarlos en un principio, pensé que sería algo normal por la situación tan terrible por la que pasaba mi mejor amigo. Pero algo dentro de mí me decía que todo estaba mal y esos pequeños gestos y acciones incongruentes con lo que debía ser Lautaro solo me lo confirmaban.

     Mi mirada quedó clavada en un punto del suelo entre mis piernas. –Esa cosa, de seguro esa cosa mató a Lautaro –me decía con el volumen de voz más bajo que podía hacer–. ¿Por qué no me mató a mí también? ¿Qué está esperando?

     Tenía que controlarme, si no lo había hecho hasta ahora de seguro tenía una razón. Sin embargo, no tuve tiempo de hilar más en mis pensamientos ya que mi corazón se detuvo por un segundo y mi cerebro quedó en blanco, todo esto provocado por un simple sonido proveniente del baño; el ser que estaba adentro había tirado de la cadena. Eso significa que saldría en cualquier momento.

     Podía sentir el sudor caer de mi frente y aun asi me puse de pie desesperadamente para regresar a mi asiento en la mesa, me limpie el sudor con la remera que traía e intente recobrar la compostura. Cerré mis ojos para tomar grandes y lentas bocanadas de aire, solo que en ese instante regresaba a mí la imagen de ese ser vomitando lo que sea que fuera eso y volvía a desesperarme, a entrar en pánico.

     Logré escuchar el picaporte de la puerta rechinar al abrirse, por un segundo mi desesperación se fue a las nubes aunque si él me encontraba en este estado sabría que lo vi y seguro me asesinaría. Eso sería todavía peor que todo esto así que me forcé con cada fibra de mi cuerpo a calmarme.

     La puerta volvió a cerrarse solo que esta vez pude escuchar cómo le ponían llave y con rápidos pasos ese ser vino al living, se sentó en la silla a mi lado de la mesa después de haberse mojado el rostro. –Eu, tenías toda la razón jajaja. Realmente no fue buena idea comer tanto y tan rápido. –Con una mano se frotó el estómago y levantó la vista al techo–. Pero esta tan rico que no podía controlarme.

     –Oh, oh si. –Ay no, estaba sonando demasiado obvia, esa cosa va a descubrirme y también va a matarme–. Pero lo que pasó dentro no sonaba nada bien, quizás deberíamos ir a que te revisen.

     Quien supuestamente es mi mejor amigo se puso de pie abruptamente. –No. –Reaccionó al instante–. Eso no hace falta, sé que no sonaba bien, pero después de sacar todo eso de mi sistema estoy mejor. No te preocupes.

     –¿Seguro? Aunque sea a una salita, no muy lejos de aquí hay una creo.

     –En serio lo digo, estoy bien. No tienes que preocuparte –sentención con un tono duro.

     Me estaba poniendo demasiado nerviosa que estuviera de pie en frente de mí, tenía la sensación de que se trataba de un depredador listo para lanzarse sobre su presa y asesinarla, tenía que hacer algo antes de que me ocurriera a mí, así que también me puse de pie y me moví detrás de la silla.

     Intentando controlar mi mano temblorosa saqué mi celular del bolsillo. –Mientras estabas en el baño recibí un mensaje de mi mamá, lo siento pero tengo que regresar a casa pronto.

     –Está bien ¿pero puedo quedarme con la torta?

     –Si…sí, claro. No hay problema. –Ni siquiera quise pasar a su lado. En su lugar rodee la mesa en dirección opuesta a él para tomar mis cosas y apresurarme en ir a la puerta.

     Quien se supone que es mi mejor amigo se acercó tranquilamente a la puerta para abrirla. –Espero que la hayas pasado bien.

     –Cla claro, yo también. Chau. –Me apresuré en salir.

     Un escalofrió recorrió mi cuerpo, me preocupaba darle la espalda y que aprovechara esa distracción para atacar. Todavía podía sentir sus ojos clavados en mi a la par que cruzaba el pequeño jardín delantero hasta la puerta de reja negra para salir, ni siquiera me gire para mirarlo cuando cerré la segunda puerta a pesar de que escuche como él se despedía.

     Su casa se encontraba en la esquina de la cuadra y apenas escuché la puerta blanca cerrarse comencé a correr hacia la parada del colectivo. Ahora si pude darme el lujo de no controlarme y dejar desbordar todo, mi corazón agitado transportaba adrenalina por mis venas lo que me hizo llegar muy rápido a la parada.

     Podía sentir las ganas de llorar pero al intentarlo no salía nada, solo lograba conseguir una mueca en mi rostro y una vez en la parada me di la oportunidad de recuperar el aliento. –Quizás yo estoy mal. –Intentaba auto engañarme y lo sabía–. De seguro debo haber visto mal, debe haber sido algo extraño que comió o alguna enfermedad. –En ese momento fue que tuve una sospecha que quise negar–. Mi mejor amigo no puede estar muerto.

     No quería pensar en eso, pero era el único resultado posible que venía a mi mente, me tape la boca con una mano y observe al suelo; ahora si podía sentir como las ganas de llorar salían.

-----O-----

Después de cerrar la puerta el ser que controlaba el cuerpo se dio media vuelta para observar la casa ahora vacía y con los brazos en la cintura. –Por suerte dejó la torta, aunque debería esperar un rato para seguir comiéndola.

     Sintió como si su brazo derecho se durmiera y acto seguido reaccionó por sí solo formando un puño y golpeándolo en la cara, aunque esto no le hizo perder el equilibrio. Rápidamente utilizó el otro brazo para retenerlo mientras el derecho se movía violentamente similar a un animal salvaje intentando atacar. –Tu también estas en este cuerpo, solo perjudicas a ambos –dijo el usurpador intentando controlar la extremidad fuera de control.

     Aunque era físicamente imposible el rostro de Lautaro se reflejó en las baldosas opacas del suelo. –Quien lo diría, vomitar hizo que también expulsaras parte de tu esencia –habló con una sonrisa. La consciencia original del cuerpo ahora había descubierto una debilidad que explotar.

     –No te emociones demasiado, máximo en 10 minutos recupero el control del brazo. Ahora solo tengo que limpiar el desastre del baño.

     Antes de hacer eso primero tomó la torta en la bandeja para guardarla en la heladera, luego de eso accedió a los recuerdos de Lautaro para saber cómo limpiar el baño. Buscó la línea vertical de madera con otra línea horizontal de plástico en la punta y sobre esta última colocó un trapo, además de eso también cargó un gran vaso con agua para tirar en el suelo y un líquido espeso casi traslucido de color verde que venía en una botella al lado del lavaplatos.

     Mientras uno refregaba las manchas grises dentro del inodoro su reflejo le hablaba desde el agua. –Me parece que esto es demasiado obvio, ella debe haberse dado cuenta.

     –Claro que no –contestó el usuario del cuerpo concentrado y haciendo fuerza para sacar la mancha–. Le dije que no pasara y no lo hizo.

     –Sí, pero tampoco creo que sea estúpida, debe estar sospechando algo. Yo diría que la asesinemos para evitar cualquier complicación a futuro. –Sonaba tan confiado a la par que decía eso, como si fuera algo sencillo que ya hubiera hecho muchas veces antes.

     –El problema es que lo tendría que hacer yo, ya me costó encargarme de un cadáver no quiero tener que hacerlo con otro.

     –Entonces deja que yo lo haga.

     Al escuchar eso el usuario del cuerpo se detuvo para observar el reflejo sonriendo en el agua. –Quizás sea ignorante en muchas cosas de estas rutinas mortales de seres basados en carbono, pero tengo un alto razonamiento lógico. No soy estúpido, aunque en tu oficina te digan lo contrario.

     –Aja, si. –La conciencia hizo oídos sordos–. Solo piensa en lo que pasaría si nos delata y nos descubren, todo tu intento de experiencia se acaba y como te deshiciste de mis cosas sería difícil solucionarlo.

     Al terminar el usuario de cuerpos se puso de pie para lavarse las manos y mirar el espejo que tenía en frente. –Quiero seguir experimentando este tipo de relación llamada “amistad” me resulta muy curiosa. Además, en tus recuerdos no veo que tengas ese tipo de experiencias con otros seres, solo hay relaciones de trabajo y cosas muy aburridas.

     El reflejo del espejo separó la mirada y habló en voz más baja. –Porque eso no importa, los amigos no ayudan en nada. Lo único importante es la misión.

     –Me sorprende que te hayas aislado de muchas experiencias mortales siendo que naciste con la bendición de poder experimentarlas.

     – ¡Tú no sabes nada! –gritó la consciencia a través del reflejo con el ceño fruncido–. Solo eres un destructor de universos. La oficina te encontrará tarde o temprano oculto aquí, tu farsa se terminará y recuperare mi cuerpo.

     –Más que nada yo solo quería experimentar lo que es la paz y tranquilidad, sin que los tuyos me atosigaran y persiguieran sin cesar. –Al terminar de lavarse las manos se las secó para salir e ir a la cocina–. Tu concepción de mi es muy errada. –Continuó a la par que ponía a calentar agua en una pava eléctrica y miraba el espejo del microondas–. No soy solo un destructor de universos, tengo personalidad, gustos, y metas. Ni siquiera lo preguntaste, pero mi nombre es Sirio 0032.1+1808, Lautaro. –Hizo énfasis en eso último, porque ambos tenían muchas cosas en común, como lo es un nombre y la inexperiencia en muchas experiencias humanas.

-----O-----

Ya era demasiado tarde por la noche, la hora marcada por mi celular decía 00:34, sabía que tenía que irme a dormir para trabajar mañana temprano pero aun así no podía hacerlo. En su lugar me encontraba recostada en cama observando el perfil de I*******m de Lautaro, pasaba sus publicaciones luego de haberlas visto muy minuciosamente. –Pensé que podría encontrar algo, una pista de cuando ocurrió el cambio pero creo que es inútil. –Me resigné y deje el celular en la mesa de noche que tenía a un lado.

     Corrí mi cuerpo para un costado y quedé con la cabeza mirando al techo de la habitación y fue entonces que recordé el mensaje de suicidio. –¿Habrá sido en ese momento? Quizás fue como una alerta de que esa bestia iba a matarlo, de todas formas aun necesito saber cuándo fue que comenzó ¿esto es una invasión alienígena? ¿No me estoy volviendo loca?

Antes de que mi mente empezara a divagar el celular en mis manos vibró, un mensaje había llegado y me apresure en revisar de quien se trataba. Es mi otra mejor amiga, Guada, y con ver su mensaje las neuronas de mi cerebro hicieron sinapsis otra vez. –¡Eso es! –Volví a abrir el perfil de i***a de Lautaro y vi una publicación donde estábamos con los demás, todos reunidos y elegantes para la cena de graduación del secundario.

     –Tendría que hacer que nos juntemos todos: Guadalupe y Valentín. Si lo ven después de mucho tiempo podrían notar que algo anda mal, podría confirmar que no estoy loca. –Sin embargo–. ¿Está bien enviarlos con ese monstruo? Estuve en dos ocasiones con él y no me lastimó, no conozco el motivo pero no debería hacerles nada a los demás entonces.

-----O-----

No era nada muy elegante, solo se habían colocado un par de vasos, platos y servilletas en la mesa. En el centro se encontraba una caja de madera con un pollo frito y papas fritas dentro, de un lado de la mesa estaba la mujer adulta y del otro su hijo.

     –No sabía que te gustaba tanto el pollo frito Lauti, puedo comprar más seguido si quieres.

     La carne cocinada, la piel frita y de un color marrón dorado, todo eso sumado a las papas fritas generaba un baile de sabores dentro de la lengua del joven. Normalmente más de la mitad de las personas simplemente comerían la comida, la masticarían y tragarían.

     Pero para un ser que en un principio no necesitaba alimentarse todo esto era fascinante y peculiar, el simple hecho de tener que meter cosas por su conducto bucal que a su vez también es el respiratorio le causaba demasiada gracia. Y en medio de todo eso Sirio 0032.1+1808 disfrutaba cada bocado, se daba el tiempo de saborearlo lentamente en su lengua antes de tragarlo.

     –Tengo que admitir que cazaste un excelente animal progenitora, eres toda una experta.

     Su rostro se reflejó en el vaso con gaseosa. –Ella te dijo que no le digas así, y no cazó la comida. Simplemente la compró hecha ya.

     La mujer adulta chasqueó la lengua. –Ay Lauti ya te dije que no me digas así, y usa la manos solo para comer la pata de pollo no todo lo demás.

     –Como digas pro…madre. –En respuesta ella solo soltó una carcajada.

     En comparación la consciencia del verdadero Lautaro tenía el ceño fruncido para variar. –No lo puedo creer, si ella pasara un poco más de tiempo en casa ya la tendríamos que haber matado porque de seguro nos hubiera descubierto. –Claramente podía notarse que él estaba muy frustrado, pero Sirio prefería no responder ya que sabía que hablar “solo” frente a ella podría provocar incertidumbre y problemas futuros que prefería evitar.

La mujer adulta vestida elegantemente revisó un rato su celular antes de volver a tener la mirada en su hijo. –Oye, estuve revisando las cuentas de las tarjetas bancarias y no puedo seguir pagando cuatro plataformas de Streaming. El precio de N*****x y A****n Prime subieron, así que voy a cancelar la suscripción de HBOMAX y Disney+ ¿o no?

     –Está bien madre, como digas –contestó el usuario del cuerpo concentrado más en la comida, ni siquiera reconocía el significado de las palabras que acababa de escuchar.

     – ¿En serio? –La madre sonaba sorprendida, como si hubiera esperando una reprimenda o respuesta agresiva que nunca llegó.

     –Sí, claro.

     Ella bajó la cabeza. –Gracias por comprender. –Sus ojos cayeron en su celular y fue que se percató de algo–. Por cierto, Lauti ¿Y tu celular? ¿Dónde está? No te veo usarlo hace dos días y tampoco respondiste mis mensajes y llamadas ¿está todo bien?

     Sirio casi se atraganta al momento de tragar porque no se esperaba esa pregunta y tampoco sabía que responder, él sabe lo que es un celular pero no que esta versión de Lautaro tenía uno o donde se encuentra.

     Algo preocupado observó su reflejo en el vaso con gaseosa. –Dile que está cargando –indicó la conciencia y eso fue justo lo que el usuario del cuerpo dijo.

     –Está bien, pero déjate de hacer el otro y contesta los mensajes. Sé que estoy muy ocupada trabajando pero al menos podrías leerlos así me tranquilizo.

     –Como digas…madre, lo haré.

     Ella se levantó de la mesa. –Perfecto. –Una gran sonrisa se formó en su rostro–. Te siento distinto, pero para bien. Eso es bueno. Si me disculpas voy a mi cuarto cariño.

     El chico se quedó comiendo un rato más solo, solo estaba la luz de la cocina prendida por lo que el living estaba un poco a oscuras. Al acabar de comer se fue a sentar al sillón en frente de la tele y se observó en el reflejo de la misma. –¿Qué es streaming?

     –No... lo recuerdo bien –le contestó este.

     Los cachetes del joven se inflaron como si de un pez globo se tratara. –Eres bastante menos útil de lo que esperaba.

     –Ohhh ¿discúlpame? –Claramente ese comentario había molestado mucho a la consciencia atrapada en su propio cuerpo y sin poder hacer nada–. Entonces puedes irte a buscar otro cuerpo que te sea más útil.

     –Tranquilo, lo que quiero decir es que como eres un Intermunauta, encima de la Oficina, imagine que tendrías muchos más conocimientos útiles sobre las experiencias y forma de vivir.

     El reflejo del televisor frunció el ceño. –Imbécil desagradecido encima que robas mi cuerpo me tratas de idiota. Yo poseo conocimientos sobre el Multiverso que cualquiera anhelaría.

     Con un movimiento de la mano Sirio le restó importancia a todo eso. –Bah pero a todas esas cosas yo las conocía desde millones de años antes, no me sirven.

     –Eu, tengo una idea ¡Entonces búscate otro cuerpo!

     –Tampoco puedo hacer eso, me costó milenos encontrarte a ti. –Ese comentario dejó muy confundido a Lautaro, no comprendía a que se refería con eso y se quedó pensando al respecto mientras que el usurpador continúo–. Si, también es una sorpresa para mí. No puedo creer que tus recuerdos solo se dividan en dos tipos: los de un niño normal y los de la oficina.

     El cuerpo tenía que respirar así que inhalo y exhalo aire. –Lo peor de todo es que no puedo acceder al recuerdo que supone el cambio tan abrupto en tu vida, tu subconsciente realmente lo tiene bloqueado. –Observó al reflejo levantando una ceja–. Y no creo que tú vayas a contármelo la verdad.

     La conciencia, dueño original del cuerpo, Lautaro, el miembro de la Oficina, se quedó en silencio absoluto. Casi como si hubiera desaparecido y dejado al reflejo normal en el televisor.

     Sirio no le dio mucha importancia. –Bueno, ahora tengo que buscar el celular de esta  versión tuya para no preocupar a la progenitora. Imagino que tendré que desenterrar el cadáver otra vez, allí debe estar.

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