Kerem intentó tranquilizar a Jazleen, miró como el rímel manchó las mejillas de ella.
—Respira, respira—Jazleen no podía controlarse, al ver que intentó ser amable, le hizo hervir más la sangre.
— ¡No seas hipócrita! ¡Veo que aspiraste a algo más grande! —Siguió llorando con rabia— ¡Es mi madre, Kerem! —Kerem la miró.
—Yo la amo, ella me ama—dijo él, pero Jazleen lo volvió a abofetear.
Pero esta vez Kerem no regresó su mirada hacia a ella.
—Jazleen—comenzó a decir Kerem.
— ¡No! No me quieras convencer de que es un verdadero amor, por qué el verdadero amor no se oculta, —Kerem regresó la mirada hacia a ella. —Ella solo se está divirtiendo y el que haya comprado ese departamento, no es el primero que compr