leo
Apague el auto frente a la casa y me recargue en el asiento, afuera estaba el auto de Emma y las luces estaban encendidas me debatía en si entrar o no; mire aquella pequeña casa que había comprado con tanto odio, dispuesto a hacer sufrir a la que seria mi esposa, sin embargo, ahí viví momentos que guardaría en mi corazón para siempre…
Entre en casa y lo primero que vieron mis ojos fue unas maletas en la entrada y a Emma bajando por las escaleras con una maleta pequeña, al verme la dejo caer y corrió rápidamente lazándose sobre mí.
-¡Lo sabía! Sabia que no me dejarías- se colgó de mi cuello y se escondía en el, sus palabras provocaron un dolor en mi pecho y tuve que hacer todo mi esfuerzo por no derramar lagrimas
-solo… viene por mis cosas- se separo lentamente y me miro con tristeza
-¿Qué? –
-Lo siento Emma, te amo… pero…-
-Amas más al dinero ¿no? - negué
-Tu ahora no tienes nada Emma y si me quedo sin nada entonces ¿De qué supone que viviremos? - quise hacerla comprender – entien