En cuánto hubo pronunciado aquellas palabras, uno de los hombres llegó hasta él.
-Señor, acaba de llegar el bote que pedimos por radio- decía con voz sería.
-Bien, recogan todo lo necesario porque nos vamos. Bernardo y Ricardo estarán al frente de la operación, quiero que me traigan a Angelo y a Lara, los quiero vivos, tráiganme a esos traidores, recuerden que pueden usar en rastreo de GPS de las joyas de Lara, aunque a estas alturas, Caruzzo, sería muy tonto si aún ella las tuviese, pero confirmen, vayan y traiganmelos- los miró con frialdad- lo quiero de rodillas ante mi- dijo tenso- esos malnacidos van a darme la cara.
-Si, señor- dijo Bernardo.
-En cuánto a tí- miró a Alonso- de momento te mantendrás en la mansión, hasta que pueda asegurarme de tu lealtad- lo miró a los ojos- Car