Apenas Maximiliano se fue comenzó a sacarle los gases a los bebés, tenía un mal presentimiento pero de verdad quería ignorarlo, estos días habían sido tan maravillosos.
Me levanté luego de sacarle los gases a los niños fui al pequeño cuarto que habíamos armado para ellos les coloqué un lindo trajecito con sus respectivos zapatos y los coloqué en su cochecito
— Julián — grité en la parte de arriba de las escaleras.
Mi guardaespaldas rápidamente apareció y con mucho cuidado me ayudó a bajar el coche.
Amaba demasiado este coche porque podía tenerlos a los dos y mirarlos a los dos en un solo lugar.
Además Era ese tipo de coches que podría convertirse en sillas para autos.
Hoy tenía ganas de tomar un poco de vitamina d es decir estar todo el día en la tumbona pero no quería que los niños tomaran tanto sol y no estaba segura sí podría hacerle daño si yo lo hacía.
— Hola hermosa he llegado— sonreí al ver a Susana — Ay pero qué niños tan hermosos— gritó mientras corría hacia mis hijos—