Suspira, sin creer.
— Es tu decisión, no la mía, pero no lastimes a Max, ya me bastó con que la engañarás en aquel tiempo, yo no crie un hijo infiel y no metas a Richard porque es un caso aparte — dice para después salir de la cocina.
— ¡Que no la engañe! — me defendí, a veces pienso si fui adoptado, porque por Dios si es mi madre me tiene que regañar, supongo que por el pasar de los años o porque es más europea que latina.
(...)
— Raúl, ya pasamos por esto...
— ¿Quieres que te tape la boca también? — niega con los ojos vendados — Como lo imagine, sigamos caminando, ya vamos a llegar.
Caminamos por un camino de piedras que tiene el patio y llegamos a una pequeña cabaña donde se encuentra mi madre, ella tampoco quer&iacut