Un mes después
Narra Kim
Los juzgados habían salido a vacaciones y yo con ellos. Mi trabajo, había disminuido y todo lo poco que hacía, lo seguía haciendo virtualmente, así que, estaba aburrida. Aburrida al punto de dirigirme a la empresa de Alessandro.
Lu, estaba de vacaciones en Brasil y la señora Gabriela había ido de compras a París, así que, al tener solo esos dos contactos para entretenerse, había quedado sin diversión. Por ello, iba rumbo a la empresa, donde todas me miraban con enojo y envidia.
— Hay que traer a los fumigadores, las cucarachas están entrando a la empresa — dice la recepcionista mientras paso y yo la ignoro.
— Además de eso son sordas. Vaya calamidad — se burla su compañera.
— Es mejor ser sorda a ser envidiosa. La envidia es una enfermedad que no te deja vivir en paz ni tranquila. Pero a los sordos, los veo feliz, adaptándose al mundo y saliendo adelante sin envidiar el marido de nadie — digo pasando hacia el ascensor.
— ¿Su marido?
— Recuerden cuál es su luga