Tylor conocía a su jefe desde hace años. Su familia le había dado estudios y por ello, era un fiel seguidor de Alessandro y aunque no era parte de sus amigos, conocía sus secretos como su mano derecha.
Por ello, podía conformar que, en esta ocasión, estaba desenfrenado. Estaba irreconocible y más, porque sólo vivía al pendiente y con una sola mujer. Cosa que no había pasado antes y ello, era un hecho sorprendente que le preocupaba. Porque, ambos actuaban como recién casados en su luna de miel y esta, no dura una eternidad.
Mientras él hacía la fila para pedir todas las hamburguesas, Alessandro besaba con demanda a Kim en el asiento de atrás. Ambos estaban dando más de lo que habían pensado darse. Porque ya no era solo atracción sexual, sino, comodidad y confianza, algo que los había vuelto más íntimos.
Sus manos tocaban sin temor, porque conocían de memoria el camino que debían recorrer de sus cuerpos. El vestido, comenzaba a estorbar y el espacio era tan estrecho que resultaba un p