Una vez que llegaron a la mansión, ambos adultos bajaron por lados opuestos del auto.
—Deberías haber esperado a que te abriera la puerta —dijo el príncipe Nolan.
—Eso no es necesario —respondió Paola con una sonrisa.
—¿Te gustaría beber algo antes de patinar? —preguntó él.
—No me quedaré mucho tiem