Capítulo 6: Conociéndonos

La verdad agradecía que ya fuera un nuevo día y que debía ir al trabajo, ya que aún no entendía esa extraña afición de su madre de buscarle platica a cualquier extraño que captara su atención y lo peor de todo, es que ella le había quitado su libro y obligado a escucharlos y platicar con ellos.

Salió temprano de su hogar como era su costumbre rumbo a la oficina, le agradaba caminar por las calles menos transitadas. Al llegar a su oficina sonrió de lado al notar que tenía muchos expedientes que revisar, tal vez no era el trabajo que deseaba, pero por ahora era el adecuado y le sacaría provecho, al estudiar todos esos archivos y expedientes, para tomarlos de referencia para cuando ya pueda convertirse en un miembro activo de la policía.

Las horas en la oficina pasaban rápido mientras revisaba y acomodaba los expedientes, de esta forma llego la hora de regresar a casa donde siempre buscaba llevar algo de trabajo a casa para seguir estudiando los expedientes que captaron su atención en el día, pero en eso recordó lo que le había platicado su madre, así que esta vez no las tomo.

Al salir de la oficina se encamino de mala gana hacia la librería, ya que toda la tarde del día anterior, su madre la estuvo fastidiado con esa extraña charla de que debía cuidarse y tomar más en serio su embarazo, por lo cual decidió ir a comprar algún libro que hablara sobre ese tema.

Al entrar a la librería fue directamente hasta la sección de maternidad observando de forma aburrida los títulos de los libros que había en ese momento; ninguno le llamo la atención, sonaban tan ridículos y obvios, pero sabía que debía llevar, aunque sea uno a casa o su madre estaría encima de ella hablándole de sus propias experiencias. Karen quería a su madre, pero una parte de ella aún se negaba a creer que esto que estaba pasando era real, dejo escapar un suspiro mientras colocaba su mano sobre su vientre, 2 bebes… era verdad que, con su propia experiencia de vida con sus padres, ella no quería tener hijos propios; pero ahora la situacion llego sin que ella lo pidiera: seria madre, por lo que juro no repetir las acciones de sus padres y buscaría cuidar y educar a sus hijos de forma correcta y amorosa.

- Sabes aun me sorprende la idea de que estes embarazada – escucho una voz detrás de ella, por lo que Karen se giró rápidamente para encontrarse con ese rubio ladrón de pasteles, quien le miraba con una sonrisa burlona – y… ¿qué haces? – pregunto divertido observando el libro que ella tenía entre sus manos.

- No es de tu incumbencia – declaro ella mirándole con el ceño fruncido, para girarse y empezar a alejarse de él con rumbo a la caja para pagar el libro.

- Vamos no te enojes – dijo Scott buscando alcanzarla.

- … - Karen solo trataba de ignorarlo, pero por una extraña razón ahora ese sujeto la estaba siguiendo – ¿no tienes nada mejor que hacer? – le dijo con algo de odio.

- Nuuu – contesto Scott divertido – a ver deja te ayudo – indico mientras le quitaba el libro de las manos y le ojeaba.

- Que aburrido, no trae dibujos.

- Es un libro de consejos y ayuda de maternidad… - explico enojado Karen – ¿porque debería tener dibujos?

- Porque un libro que se respete debe tener dibujos – hablo con sinceridad Scott ganándose un golpe en la cabeza con el libro.

- Ridículo – murmuro enojada la rubia, para seguir su camino, dejando atrás al pobre rubio que se sobaba su cabeza en esos momentos, aprovechando para pagar el libro y salir del local.

- Sabes ahora que lo pienso, tengo curiosidad – comento Scott, quien al ver que se alejaba, corrió para seguirla y caminar a su lado - ¿porque tienes esa actitud agresiva?

- … - Karen le miro de reojo tratando de buscar algún rastro de burla o diversión en su semblante, pero noto que parecía ser una pregunta sincera y no una de burla – ¿porque te interesa?

- No se… curiosidad.

- ¿Que no tienes algo mejor que hacer?

- Nup, estoy tomando unas vacaciones de mi trabajo y tu madre y tú me parecen interesantes.

- …

- Entonces, ¿me dirás? – pregunto Giotto sonriendo de lado.

- Lo aprendí de mi abuelo.

- ¿Tu abuelo era así de agresivo y reservado?

- Hm…

- Oh…

- Un día le pregunte y su explicación me aprecio razonable así que adopte ese comportamiento.

- Eso suena más sensato que la ideología de mi familia – opino Scott dejando escapar un suspiro, mientras recordaba todas las tradiciones y reglas que debía cumplir desde que tenía memoria… ya que siempre fue educado para ser un gran líder, pero a veces solo deseaba salir y divertirse, olvidando todos los deberes que traía el título de líder de la familia.

Karen solo miro como el rubio que le acompañaba se quedaba en silencio y empezaba a divagar en sus pensamientos, en eso noto que este estaba por golpearse con un poste ya que caminada directo hasta el, por lo que lo tomo de la mano y lo jalo, notando que este seguía sin prestar atención a su andar.

- Oye qué tal si vamos por pastel – indico divertido Scott tras salir de sus pensamientos, unos minutos y calles después – am, ¿porque me tomas de la mano? – pregunto notando ese detalle – hm… no me digas que ya te enamoraste de mi – dijo de forma coqueta y un poco arrogante; donde Karen busco soltarlo, pero ahora el rubio fue rápido y ahora el apretaba la mano de ella para que no lo soltara.

- Suéltame ahora.

- Pero si tu empezaste.

- Tienes razón, hubiera dejado que te golpearas contra ese poste.

- ¿Que poste?

- … - Karen busco zafarse de su agarre, para luego alejarse agradeciendo que esta vez ya no la seguía, por lo que busco regresar a su casa rápidamente.

- Si que es una chica divertida – murmuro para sí, mirando como se alejaba al mismo tiempo que dejaba de escapar un suspiro.

Era extraño, pero al estar cerca de Karen podía ser el mismo y olvidarse de todos los problemas de la mafia y sus deberes, provocando que inconscientemente recordara a la única persona con quien podía hablar de esa forma tan natural: su madre; pero eso había terminado a sus 10 años de edad, cuando ella falleció debido a una enfermedad, tras eso todo cambio en la mansión ya que su padre se volvió más estricto con él y sus clases se duplicaron o triplicaron.

Prefirió regresar a su hotel a descansar, realmente había ido a dar un paseo ya que se sentía extraño al no tener que hacer papeleo u ordenarle a alguien lo que debía hacer, empezo a andar por las calles sin rumbo fijo observando todo a su alrededor, mirando a las personas ir y venir hasta que vio una cabellera rubia platinada muy familiar entrar a una librería y como estaba aburrido decidió ir a saludarle, ya que la noche anterior se había divertido con la compañía de la señora Elena y de ella, aunque no hablara mucho.

Al llegar a su habitación se alarmo por un momento al notar que las luces estaban prendidas, así que rápidamente saco su pistola de entre sus ropas y afilo la mirada, observando a detalle todo el lugar y de un momento a otro sintió un ligero movimiento a su lado por lo que sin dudarlo se giró y apunto su pistola al intruso.

- Wow, cuidado Scott – ante eso el rubio se relajó al notar a Chloe parada a su lado sonriéndole.

- Me asustaste.

- Hehe perdón, fue mi culpa por sorprenderte.

- ¿Qué haces aquí?

- Pasaba a saludar – dijo en un tono divertido – y a contarte todo.

- Me imagino que esta alterada y desesperada.

- Obvio, solo es cuestión de tiempo e igual ellos ya te están buscando una nueva esposa.

- … - Scott no opino y solo hizo una mueca, esa era otra cosa que odiaba.

- Que seriedad, pero ya sabes cómo es el abuelo con respecto al tema de un heredero.

- Lo sé, pero a veces me gustaría que me dejaran escoger a mí.

- Animo primo – dijo abrazándolo – sabes yo siento que tu próxima pareja será la correcta.

- Ah… eso espero – dijo sonriendo de forma melancólica.

- Ya se, para que dejes de pensar en eso, qué tal si me invitas a cenar – dijo Chloe guiñándole el ojo.

- Supongo que no tengo otra opción o sí.

- No.

- De acuerdo, vamos – indico de forma coqueta tendiéndole el brazo para que ella lo acompañara.

- Gracias.

Tras despedirse de su prima, Scott regreso a su habitación para dormir un rato ya que en la mansión era raro que durmiera debido a que en cualquier momento podría surgir cualquier problema con las mercancías que manejaban o alguna confrontación con la policía; realmente estar alejado un tiempo le haría bien.

Por otro lado, Karen se encontraba en su habitación leyendo el libro que había comprado.

- Se puede – en eso, noto que su madre abría la puerta y la miraba divertida – oh, compraste un libro.

- Hm…

- Me alegra que lo hayas hecho – opino la rubia, pero en eso noto que su hija la miraba de forma interrogante – ya sabes, porque no he sentido que aun estés aceptando tu estado.

- …

- Sabes que tengo razón, más por el hecho de que sigues pensando en pasar a ser un cuerpo activo cuando ellos nazcan – dijo algo triste – y no lo tomes a mal amor, pero me gustaría que en este tiempo medites esos planes, porque dentro de poco tendrás un par de angelitos que sufrirán si algo te llegara a pasar.

- Lo pensare – indico Karen, notando que eso alegraba a su madre, quien se acercaba para darle un beso en la frente.

- Buenas noches, no te desveles mucho – dijo mientras se encaminaba a la puerta y se marchaba.

- Me molesta que tenga razón… - murmuro para si mientras dejaba el libro a un lado y colocaba sus manos sobre su vientre ligeramente abultado – tal vez deba cambiar algunas cosas por ustedes – dijo sonriendo de lado y tras eso el igual se acomodó para dormir.

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