Un grupo de 12 ancianos se encontraba sentado en una mesa

Todos se miraban inquietos susurros llenando la sala.

Para que los habia llamado su exelencia?

Usulamente el solia edudirlos.

Los susurros pronto se volvieron charlas molestas, el ambiente se calentaba, el miedo se convertía en furia.

Nadie sabia porque se sentían inquietos, pero la realidad era que así era.

Fue cuando el primero estaba por levantarse e irse que las puertas se abrieron y un guardia anunció que el Sacerdote estaba llegando.

La sala se quedó repentinamente en un silencio sepulcral.

Hasta se podía oír el sonido de un alfiler cayendo.

Pasos lentos comenzaron a escucharse, anunciando la llegada de su dueño cada vez más cerca.

Con cada paso, los cardenales podían escuchar sus corazones latir desbocados.

Ellos no sabían lo que pasaba.

Era como si un miedo primordial empesara a imbadirlos.

Y entonces su Exelencia dio un paso a la habitacion.

Y una enorme presión los invadió, casi tirándolos de sus sillas.

Con esfuerzo