Al pensar en esto, Eduardo no pudo evitar suspirar.
《¿Y cómo estará su hermana en el mundo exterior? ¿Alguien la protege? ¿Habrá alguien que le compre lo que quiere comer o los accesorios que desea?》
《Cuando se encuentra con un chico que le gusta, ¿es perseguida, o como Jimena, entrega toda su dignidad y su vida, solo para que al final no sea nada?》
—¿Hermano?
—¿En qué estás pensando?
Jimena tiró de la manga de la camisa de Eduardo.
Fue entonces cuando Eduardo regresó a la realidad.
En un momento de ensueño, parecía ver el rostro de Mariana.
Era algo extraño, pero a la vez extraordinariamente familiar.
Hermana…
Rania…
Eduardo bajó la cabeza y suspiró profundamente.
Deseaba que Rania también encontrara gente amable, que pudiera vivir, que su vida fuera maravillosa.
—Está bien, hermano, te llevaré a pasear —al recordar a Rania, Eduardo no pudo evitar querer ofrecerle todo lo bueno que sentía por ella a Jimena.
La exposición era grande, con dos circuitos, interno y externo.
Aunque no habí