"Esta tipa me da miedo..." pensó Tomás y la empujó.
—Tú estás loca, mejor busca ayuda —dijo mientras bajaba de la cama, abrió y se fue.
No supo de dónde sacó aquella fuerza para poder dejar semejante tentación, anteriormente él hubiera sido quien acosaría a aquella muñequita. Bajó las escaleras rápidamente, estaba terminando de arreglar su camisa cuando vio a Gabriel entrar a la casa.
Tomás quedó paralizado por un instante, vio como aquellos ojos lo recorrieron de arriba abajo, su semblante se vio muy serio:
—Tienes labial en la mejilla —soltó, caminó y pasó por su lado, Tomás no lo entendió, pero cuando lo sintió caminar cerca de él sintió que todo su cuerpo se erizó.
—No le hice nada a tu hermana —dijo Tomás.
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