4. Una sopa Hot

A Hades por alguna razón se le hacía gracioso incomodar a la recién llegada, además que su falta de información la hacía vulnerable la chica estaba a la defensiva.

— Pervertido, ¿que sumisa ni que nada?, te juro que me tocas y…

— ¿Y qué?, en este lugar soy una especie de Dios, debes hacer lo que te diga o mis súbditos te harán pagar.

— Solo suéltame y verás…

— Por ahora acostumbrate a estar a mi merced, no me dejaste más salida que llegar a este punto, tengo que evitar que te hagas daño y por supuesto que se lo hagas a otro.

— ¿Te divierte verdad?, pues a partir de este momento no dormirás en paz.

— Bueno en eso tienes algo de razón pues desde que llegaste no he dormido pero eso tiene solución, en cuanto uno de los hombres de la aldea te reclame será su problema.

— ¿Qué me reclame?, pero ¿qué clase de lugar troglodita y machista es este?

— Buenos debo hacer una corrección, en eso tienes razón pues de los solteros que te cortejen serás tú quién escoja con quién unir su vida.

— Ya tengo pareja, no ando buscando otra.

En ese momento ambos se quedaron en silencio aún Hades no quería tocar ese punto pero era inevitable seguramente el hombre que se encontraba cerca de ella era su pareja.

Pero cómo si se tratara del programa “salvado por la campana" entró Martha con el desayuno, — Siento interrumpir, que bueno verte despierta, te traje un poco de comida para que repongas fuerzas.

— Señora, por favor, suelteme este hombre quiere agredirme.

— Pero niña, si él te salvó la vida y es quién te ha cuidado noche y día.

— ¿Para qué hablo este tema con usted?, seguramente usted es parte de esta organización delictiva, olvide lo que dije.

— ¿De qué hablas hija?, si estoy aquí es para ayudarte como lo he hecho con otros.

— Si claro, esa es la estrategia, quiere que confíe en usted para descubrir mis secretos y usarlos en mi contra.

— ¿Tienes secretos para chantajearte?

Aquello se estaba enredando más de la cuenta así que Hades decidió intervenir, — Mejor déjame la comida y gracias Martha, creo que la señorita habrá que enseñarle modales y un poco de agradecimiento.

— ¿Agradecer qué?— , replicó de nuevo Sophia.

— Estoy mejor que me retire si se les ofrece otra cosa no duden en llamarme— , terminó la dama y salió con rapidez de la tienda encontrándose con un grupo de curiosas que querían saber sobre la viajera, a lo que ella contestó que no sabía.

Sophia vió acercarse al hombre con lo que parecía ser una sopa, se preparaba para apenas se acercara a ella intentar voltearsela encima pero pareció leer sus pensamientos pues colocó la preparación caliente en la mesa improvisada suficientemente lejos de ella.

— Quiero saber, debes responder a mis preguntas.

— Los haré niña caprichosa pero luego que comas, necesitas fuerzas y tienes sin alimentarte, además por el grado de delgadez que presentas es claro que no comías bien.

— Si crees que soy anoréxica o bulímica te equivocas, solo que de no cuidar mi peso al extremo por mi trabajo así que como en porciones pequeñas.

— Aquí se come lo que cazamos, pescamos o cultivamos así que la alimentación es sana.

— No quiero.

Entonces él tomó un pequeño trozo de verduras y se lo dió en los labios y esta lo mordió con fuerza, —Ya déjalo o te juro que te lo haré pagar, yo tampoco estoy a gusto que invadas mi hogar pero intentó cumplir con mi deber.

— Ni quiero ser alimentada es denigrante.

— Si supieras que es un acto de servicio que deriva del amor, cuando somos bebés ¿quien nos alimenta?, nuestras madres, parientes cercanos, etc.

— Pero no te conozco en lo absoluto, podrías estarme dando veneno para deshacerte de mi.

— ¿Con qué fin?, si no quisiera ayudarte te hubiera dejado en el bosque, malherida hubieses sido atacada por las criaturas, quizá.

— ¿Eso fue lo que le pasó al piloto y a mi acompañante?

— Dije que hablaríamos de eso una vez te alimentes.

— Está bien, entonces comeré.

— Todo como una buena niña, por cierto ¿cómo debemos llamarte?

— Sophia Miller.

— Mucho gusto.

— ¿No se te hace conocido el nombre?.

— ¿Debería?

— Claro, soy una actriz reconocida.

— Nunca fuí de los que están al día con la farándula, siempre me ha dado igual, pero te sugiero que guardes tal información para ti, pues puedes sonarles a los lugareños un poco presuntuosa.

— ¿Tú crees?

— Si, aquí hemos dejado nuestras carreras y éxitos atrás, ahora te daré la sopa, por favor solo comerla, no tiene nada para perjudicarte, entiendo que no confíes en extraños pero creo por esta vez debes bajar la guardia, pareces estar llena de prejuicios pero eso no te ayudará aquí.

— ¿Por qué?

— Funcionamos como una comunidad integrada, así que debemos confiar en que todos harán sus tareas en favor del bien común, ahora basta de aclaratorias.

— Eres bastante estricto— , no solo lo decía por su manera severa de hablar sino que aquellos azules parecían estar juzgandote constantemente.

— Por supuesto, soy un amo, me gusta ordenar, que se sometan a mi deseo— , lo dijo con tal convencimiento que Sophia sintió que el cuerpo se le erizaba.

Hades al ver la cara de la chica le hizo sonreír internamente, ya comenzaba a descubrir su punto débil y era claro que los temas sexuales la sacaban del equilibrio, aprovechando su confusión la alimento.

“¿Que me pasa?, ¿cómo el ser alimentada puede resultarme sexi y más viniendo de un completo desconocido debe ser por el accidente, todavía estoy en Shock”, Sophia intentó callar sus voces internas.

Hades la alimentó a Sophia con paciencia, a cada cucharada sus labios parecían acariciar la pieza metálica y eso lo estaba alterando, pero no podía mostrar emociones sino perdería aquel juego antes de empezar.

Finalmente cuando ella terminó de comer ansiosa preguntó, — Ahora si, cumplí con mi parte ahora hazlo con la tuya, ¿Qué le ocurrió a los otros pasajeros del avión?

— Están muertos.

— ¡No Joseph!, no quería esto, así no— , fue tanta la impresión que se desmayó.

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