11. ERES... SORPRENDENTE.
Marcos regresa de trabajar temprano, entra a su casa y nota que no hay nadie. Deja sus cosas y va directo a donde Sarah.
Sube el porche y escucha una música salir de la casa de Sarah. Se asoma con curiosidad por la ventana lateral de la casa de su vecina, y ve a su pequeño Simón bailar con Sarah.
La cabeza de ambos se mueve de un lado al otro al compás de la música e imitan tocar la guitarra.
Se arrodillan en el suelo con el imaginario instrumento cuando la cancion está por finalizar. Ríen al unísono y se sientan en el sofá.
Marcos es consciente de que esa bella chica ha traído felicidad a sus corazones.
Toca el timbre y lo reciben ese par de sonrisas que llenan su mundo.
—Papá, mira la maqueta que hicimos yo y Sarah —le muestra Simón, apenas el hombre entra.
—Sarah y tú, mi amor. Se menciona primero a la otra persona —le corrige Marcos—. Y déjame decirte que quedó increíble. ¡Qué gran trabajo hicieron, hijo!... —Le frota el cabello y mira a Sarah—. Sarah, mu