—¡No! Ni siquiera trataste de ayudarme… — gritó Ana con furia.
—¡Basta! — rugió Santiago, ya no podía contener la furia y comenzó a respirar como si le faltara el aire.
Ana enseguida se asustó.
— Madre, ¡ayúdame! Todo fue culpa de Belén — gimió sujetando el brazo de Alicia.
—¡Cállate! — la interrumpió Alicia, y le dio una bofetada.
¡Plaf! Ana quedó estupefacta por el dolor repentino que sintió; la bofetada fue tan fuerte que incluso se había mareado. De inmediato, la mejilla se le adormeció. Estiró el brazo para acariciarse la mejilla y se dio cuenta de que la corona dental que acababa de pagar se había roto.
—¿Madre? — dijo Ana, mirando a Alicia con incredulidad.
“¿Mi madre me acaba de abofetear?” ¿De verdad?” Alicia contuvo la culpa y sacudió la cabeza.
— detente. Has lastimado a toda la familia. Arrodíllate, y Pídele perdón a tu padre.
—¡Madre!
—¡Arrodíllate! — Comando Alicia con firmeza.
Ana temblaba por la conmoción, Y de forma obediente caminó hacia Santiago y se arro