Han pasado unas horas, y Alejandra le ha indicado la habitación en la que puede quedarse, que es la antigua habitación de su madre. Ella dejó su mochila en el piso y se tiró sobre la cama pensando en todo lo que ha sabido en estas pocas horas. Reflexiona cada palabra que le dijo a su madre, lo cruel que ha sido con ella y todo por culpa de esos ancianos que le mintieron, le hicieron creer que ella era la culpable de todo y que por sus celos había matado a su padre. Ahora entiende que el tóxico era su padre.
Su cabeza empieza a punzarle, el dolor se localiza en las cien y recorre parte de su cabeza hasta llegar a su nuca. Probablemente, todo sea por culpa de todo el estrés. Así que se acomoda sobre la cama, cerrando los ojos, intentando descansar.
La noche ha llegado y en la mansión de la familia Castillo se encuentran con rabia porque no ha regresado Valeria y la señora Inés está hecha una fierra.
—¿¡DONDE CARAJOS ESTÁ ESA MOCOSA!? —gritó la anciana, quien acaba de entrar de nue