Después de una jornada de trabajo en donde Diego había estado bastante incómodo con la aparición de Iván, había llegado la hora del almuerzo y Rebeca estaba ya lista para salir a comer con Sandra como lo hacían todos los días.
Ellas almorzaban en el cafetín de la clínica donde había un área especial para los empleados.
— ¿Estás lista Rebeca? Porque yo estoy hambrienta. —le dijo Sandra mientras tomaba su bolso.
— Sí, ya nada más guardo estos informes médicos de los pacientes de emergencia y podemos ir a almorzar.
Cuando Rebeca terminó de guardar las historias en el archivo, justo en ese momento entró Diego Armando y se dirigió a Rebeca sonriendo:
— Rebeca, quería saber si ya vas a almorzar.
— Sí Diego Armando, solo guardo estas historias y me voy con Sandra al cafetín. ¿Por qué? ¿Necesitas algo?
— Sí, es que me gustaría invitarte a almorzar, es que quiero que hablemos lo de tu divorcio. Tengo un amigo que puede ayudarte con ese asunto rápido.
Rebeca se sorprendió, no se esperaba esa in