Capitulo 3

No puedo creer que se atrevió a golpear mi pobre trasero, decido hacerle lo mismo pero este me réspede de una manera súper diferente a la mía.

- Si sigues así terminare haciéndotelo aquí - me dice. 

- No vuelvas a decir eso estúpido y tampoco a darme un cabezazo - le dije enfadada. 

- Si es necesario lo hare preciosa - me dice sin parar de caminar. 

- Por cierto, me debes una - me dice. 

- ¿Por qué? - le pregunte. 

- Por el simple hecho de clavarme la navaja en la mano - me dice este. 

- Te lo merecías por secuestrarme - le dije. 

No me respondió el muy cobarde solo siguió con el camino al maldito auto. Una vez que llegamos a este me deja en el piso y mira a su acompáñate quien le entrega unas esposas, me da la vuelta como para ponérmelas, pero intento zafarme, pero no lo logro y para mi desgracia termino poniéndomelas. Me obligó a subirme al auto, pero esta vez al asiento de atrás mientras que Alan se sentó a un lado mío y la chica curvas en el asiento del conductor. Una vez que estamos todos adentro la chica se inclina en dirección a la guantera y de esta saca una caja, que contiene una jeringa llena de un líquido. En el momento que se la entregó a mi acompañante se activaron todas mis alarmas y empecé a tirarle patadas, hasta que él me tomo del tobillo y me arrastro hasta estar más cerca de él y bueno ya saben lo que viene, me inyecta con esta en el brazo. Desde eso no recuerdo más ya que perdí la conciencia, pero lo último que veo es su estúpido rosto y con él su venganza. 

Unas horas después... 

Me despierto con un dolor de cabeza y de cuerpo terrible parece que me hubieran pasado cinco elefantes por arriba. Sinceramente estoy tan adolorida que no quiero ni levantarme ni siquiera para ver si puedo salir de aquí, pero cuando estoy pensando en quedarme en esta cama que por cierto es muy cómoda mucho más que la mía que tenía antes de llegar aquí, bueno en realidad no se podía llamar cama un colchón fino que estaba arriba de una alfombra, pero bueno eso era lo que tenía. Salgo de mis pensamientos por un ruido que proviene de la puerta al girar mi cabeza hacia esa dirección veo que entra una chica bajita, de pelo corto y muy voluptuosa. 

No entiendo cómo les hacen para estar así yo quiero el secreto de esas curvas, bueno volviendo a lo que estaba veo que la chica deja una bandeja con comida en la cama por lo cual decido sentarme en esta para poder comer esa comida que desprende un olor delicioso y que hace que mi estomago gruña en respuesta. 

- Gracias - le digo a la chica porque, aunque me hallan secuestrado no hay que ser groseros con todo el mundo. 

Esta por el contrario se da media vuelta y se va, sin decir nada. Que gente grosera la que hay por aquí pero bueno no me importa mientras no me molesten con eso me conformo. Una vez que termino de comer que por cierto era un filete con puré, un zumo de naranja y alado de este había una pastilla que supongo que es para el dolor. Se que no debí tomarla porque no sabía que era, pero me dolía mucho el cuerpo y bueno preferí tomar el riesgo antes de morir de dolor. Decido quedarme sentada en la cama y desde aquí evaluar la habitación esta es bastante lujosa, cuando estoy observando las cosas que hay en la habitación siento esa sensación de que alguien me vigila y sé que no es una persona viva porque esto ya me paso y se cómo se siente. 

- Si alguien está aquí muéstrese - dije segura. 

- ¿Quién eres? - me pregunta esa cosa y por su voz sé que es un hombre. 

- Me llamo Aura - le dije porque sé que es mejor presentarse a ese espíritu para que él te reconozca. 

- ¿Quién eres? - me atreví a preguntarle. 

- Me llamo David - me dice este. 

- ¿Puedes mostrarte? - le pregunte. 

- Esta bien - me dice para dejarse ver. 

Era un hombre alto, se veía que era muy fuerte y poseía una mirada poderosa, se parece a Alan a así que supongo que debe ser un pariente de él. No me pareció un peligro porque suele pasar que no todos los espíritus que veo sean buenos algunos quieren hacerte daño por lo que veo este no quiere eso ya que sino ya lo hubiese hecho. Estos espíritus son los que dejaron algo sin con concluir o que no terminaron de vivir la vida que una vez se les dio. 

- ¿Qué estás haciendo aquí? - me pregunta. 

- No lo sé - le dije 

- ¿Quién te trajo? - me pregunta este caminando de un lado a otro por la habitación. 

- Alan y le diré que no fue nada agradable el viaje - le dije con normalidad y no sé porque, pero me llevo mejor con los muertos que con los vivos. 

- ¿Cómo haces para escucharme y verme? - me dice parado frente a la cama. 

Pero cuando le voy a contestar se abre la puerta y por esta veo entrando a un Alan confundido. 

- ¿Con quién hablas? - me dice. 

- Con nadie - le dije y me fijé que el hombre nos miraba. 

- Pero te escuche hablando - me dice con sus brazos cruzados sobre su pecho. 

- ¿Tampoco puedo hablar sola? - le pregunte. 

Me queda mirando y yo aparto la mirada en dirección del hombre, pero para mi sorpresa veo que no está solo esta con la mujer de negro. Vuelvo a ver a Alan y veo que está pensando y espero que esos pensamientos no sean de donde va a dejar mi hermoso cadáver, en eso escucho como el hombre se ríe y lo miro con una ceja alzada preguntándole con la mirada, ¿Qué es tan gracioso? 

- Venía a decirte porque estás aquí - me dice. 

- Bien te escucho - le dije. 

- Eres mi mate y eso significa que eres como mi media naranja te lo diré así porque ustedes los humanos suelen decirle así cuando encuentran a una persona que los complementa - me dice bueno en realidad me tira la bomba de una. 

- Pero no quiero que me malinterpretes yo no te amo ni nada parecido y no voy a dejar que una débil humana llegue al trono - me dice. 

Que carajo, que se fumó este porque yo también quiero. No soy adicta ni nada por el estilo, pero en estos momentos no le hace mal a nadie un poco, bueno volviendo en lo que estaba no sabía si decirle que me comparta lo que fumo o si debía de sentirme mal por lo que dijo. 

- ¿Qué fumaste? - le dije. 

- ¿Qué dijiste? - me dice alzando una ceja en mi dirección. 

- Si fumaste algo dame un poco no seas así de grosero - le dije. 

- No fume nada y ni pienses en fumar - me dice. 

- No eres nadie para prohibirme de nada - le dije. 

- Lo soy porque soy tu mate - me dice con una sonrisa. 

- No lo eres ya que ni me aceptas - ni pensé en lo que le dije solo me salió decirlo. 

- Eres imposible - dice para dar media vuelta he irse. 

Después dicen que yo soy la dramática. Al estar tranquila me recuesto para poder descansar bien y cuando me despierte poder ver por donde salir. Pero hoy no mi cuerpo necesita recuperar fuerzas por una noche luego hare lo que sea por salir, una vez que dejo esos pensamientos siento como el sueño se apodera de mí. 

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