Capítulo 1. Un cachorro mío y de Jarl

Dos meses antes...

Katrina camina a pasos presurosos por los pasillos del viejo castillo hacia el estacionamiento con los resultados de los exámenes en sus manos.

—Más despacio, Katrina. Déjame tomar un poco de oxígeno, por favor. Así es imposible seguir tus pasos —Pide su amiga, cargando con una pila de documentos y carpetas en ambas manos—. Al menos ya sabes a qué se deben tus malestares.  Ahora tómalo con calma.

—Estoy muy emocionada, Amber —responde ella llevando sus manos hacia su vientre plano, como si pudiera sentir el latido de su cachorro allá adentro. Su amiga rueda los ojos—. ¿Te imaginas? ¡Un cachorro mío y de Jarl, futuro Alfa del Alba Noctis!

—Pues claro que puedo imaginármelo —Su amiga se acerca a ella y también coloca su mano en su vientre intentando sentir lo mismo que Katrina está sintiendo, pero sin éxito—. Eso es lo que puede pasar cuando tienes relaciones con tu mate, ¿no?

Amber quita su mano de su vientre como si algo le quemara, luego continúa sus pasos mientras Katrina la mira con el ceño fruncido y los brazos en jarra.

—No estás entendiendo nada, amiga —dice Katrina, Amber asiente—. Es una bendición para la manada, su futuro Alfa. 

—Es cierto —Amber se detiene bruscamente haciendo que su amiga choque con ella y algunas carpetas se caigan al suelo—. Muchas parejas pasan años en busca de un cachorro, pero…

—¿Pero? —Katrina se agacha para tomar del suelo lo que cayó y devolverlo a su lugar—. Solo di lo que tengas que decir amiga, estoy lista para recibir tu pesimismo, como siempre.

—Pero no ustedes, Katrina. Conoces bien a Jarl, yo también lo conozco bien y ambas sabemos lo que piensa de tener un cachorro. Ese hombre parece odiar a los más pequeños.

—Que no le gusten los cachorros no significa que no le guste uno suyo y mío, Amber.

—¡Ay, amiga! Eres demasiado inocente. A veces temo contagiarme de lo mismo al estar todo el día pegada a ti —Katrina se rasca la cabeza sin entender el mensaje que su amiga quiere darle entre líneas—. ¡Ese hombre no quiere a nadie más que a él mismo! ¿Qué te hace pensar que se pondrá feliz de que estés embarazada? Tuvieron sexo una sola vez en estos seis meses que llevan casados. Creerá que lo estás engañando.

Los pasos de ambas mujeres retumban en el solitario estacionamiento de esta hora mientras discuten sobre el embarazo de Katrina.

—Es porque aún somos jóvenes, amiga, además, él cree que un hijo puede impedir que evolucionemos, sin embargo, eso no tiene por qué ser así. Todo esfuerzo al final puede valer la pena. Podemos ser buenos líderes para la manada y padres, a pesar de todo.

—Si eso es lo que crees… —responde, Amber, tomando las llaves del auto de la mano de Katrina. Se da la vuelta y mira el carro con resignación y mucha decepción. La única hija del Alfa de la manada Alba Noctis, dueño de la cadena de restaurantes más renombrada del Brasil, movilizándose en un viejo y oxidado auto, mientras que su media hermana y madrastra disfrutan de una camioneta del año y se pasan de compras y viajes dándose la gran vida, con joyas y vestidos lujosos. ¿Katrina es una tonta? Por supuesto que lo es.

—¿Ya pensaste en cómo le vas a dar la noticia al cascarrabias de tu mate? —pregunta Amber una vez que toman la avenida principal para dirigirse a la mansión Grimlore.

La mansión de la familia Grimlore queda aproximadamente a treinta minutos del castillo de la manada Alba Noctis, donde ambas trabajan en la administración. Las dos se conocen desde muy pequeñas porque la madre de Amber era una de las omegas que se encargaba de la limpieza de la casa de Katrina, luego, cuando la madre de Katrina murió en un ataque sorpresa de manadas enemigas y su padre se unió nuevamente con Lorena, tanto la madre de Amber, como ella, fueron echadas de la mansión Grimlore, y enviadas a servir a los más pobres de la manada. 

Katrina y Amber nunca se separaron a pesar de eso y se veían en algunas ocasiones en el bosque donde nadie podía verlas. Ambas trabajan en el castillo a medio tiempo desde hace dos años y ahora que Katrina está casada, ellas pueden verse todo el tiempo que quieran mientras su marido está trabajando en las oficinas. Bueno... su marido siempre está trabajando, y si no está trabajando, también dice que está trabajando.

—Voy a preparar una sorpresa muy bonita para él. Iré a verlo a las oficinas del Sofisthy y allí le daré la noticia —dice ella con un brillo especial en los ojos y llevando sus manos a su plano vientre.

Katrina va a casa luego de dejar a su amiga a su departamento que queda a pocas cuadras e inmediatamente se dirige hasta la cocina.

Hoy tiene planeado preparar la sopa de res que tanto le gusta a su esposo y sorprenderlo. Las sirvientas de la casa empiezan a murmurar extrañadas al verla colocarse el delantal y empezar a buscar los ingredientes. 

—¿Busca algo, señora Katrina? —pregunta Sara, una beta que es la ama de llaves de la casa y que fue la niñera de Jarl desde que él tenía un año. Cuando se mudaron a esta mansión después de casarse, Jarl decidió traerla para organizar la casa y encargarse de todos los sirvientes. La mujer mayor mira con cierta desconfianza a Katrina—. Si me dice lo que desea hacer, puedo pedirle a las sirvientas que lo hagan.

Sara nunca trató bien a Katrina, de hecho ninguna de las empleadas que contrató Jarl para la casa, lo hacen. Desde que se casaron, su vida no es mejor de la que tenía en el castillo de Alba Noctis, todos los empleados aquí la ignoran la mayor parte del tiempo, pese a que ella es la señora de la casa y futura luna de la manada cuando Jarl sea nombrado Alfa. Aun así, ella prefiere pensar que es solo un proceso y que tarde o temprano terminarán queriéndola.

—Voy a preparar una comida para mi esposo —Sara suelta una risita que Katrina no percibe, pero las demás sirvientas lo ven y también se burlan.

Katrina no les presta más atención de lo que merecen. Hoy está feliz y no quiere que nada opaque su felicidad.

—¿Va a querer que alguna de las sirvientas la ayude? —dice la mujer en tono sarcástico—. Mi joven Jarl tiene el estómago muy delicado, quizás deba dejar que la cocinera se encargue de eso y que no lo termine enfermando.

—Yo misma lo haré, Sara. De todas formas, agradezco su ofrecimiento. 

Pese a la mala voluntad de la beta. Katrina termina la sopa de res antes de lo previsto. La coloca en un recipiente y sale inmediatamente hacia el Sofisthy.

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